Las palabras del ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar, sobre los responsables de la tragedia del 5 de julio de 2009 en la Guardería ABC de Hermosillo, Sonora, con saldo de 49 niños y niñas muertos y decenas de heridos, resultan lamentables. Acepta haber guardado silencio durante muchos años sobre quiénes eran esas personas, “para proteger a la Corte”, cuando los padres de los pequeños clamaban —y claman— justicia. Alude también a “una operación de Estado” para ocultar la verdad.
Por fortuna, hubo quienes no tuvieron sus pruritos ni callaron. En MILENIO, Diego Osorno publicó crónicas estremecedoras y revelaciones contundentes. Encendió la polémica cuando descubrió y dio a conocer “que los dueños de la Guardería eran el subsecretario de Ganadería, una socialité del PAN emparentada con Margarita Zavala y el tesorero estatal del PRI (…) que operaban la subrogación del IMSS como un lucrativo negocio”, dice Diego, quien agrega: “Recuerdo que, públicamente, algunos funcionarios y activistas panistas reaccionaron diciendo que mi información revelada era falsa, que los documentos que había conseguido eran apócrifos y cosas así, pero luego demostré que eran auténticos”. Así, en el momento oportuno, ejerció su derecho a la denuncia.
El periodista y escritor sonorense Carlos Sánchez, quien vivió de cerca el drama, sobre todo por su relación con una de las víctimas, dice: “Desde el origen de la tragedia los políticos han lucrado con ella. Por la muerte de los niños Guillermo Padrés se convirtió en gobernador, y luego, como se ha comprobado periodísticamente, se ha lucrado y se ha corrompido el sistema de seguridad para los afectados en el incendio. Muchos padres de familia salieron y salen a exigir justicia, otros tantos, desde la pérdida irreparable, apelan por el silencio como una forma necesaria del respeto por el duelo y la memoria de los niños”.
Ojalá lo escuchen quienes sin recato dentellean en el Congreso como estrategia política, sin interés por la verdad y sin consideración por el dolor de los demás.
Queridos cinco lectores, El Santo Oficio los colma de bendiciones.
El Señor esté con ustedes. Amén.
José Luis Martínez S.