El 5 de agosto de 1996, en La Jornada, Luis González de Alba, escritor intrépido y uno de los líderes emblemáticos del movimiento estudiantil de 1968, publicó la columna titulada “El penacho de un pobre diablo”, en referencia a la pieza de arte plumario conservada en el Museo de Etnología de Viena cuya devolución, por décadas, ha sido solicitada por ciudadanos y políticos mexicanos, aunque sin la enjundia de Andrés Manuel López Obrador.
El texto es incendiario, sobre todo en este tiempo de nacionalistas golpes de pecho; el emperador azteca —dice Luis— “es una de las mayores vergüenzas que aprende uno en la historia”, recuerda la entrada de los españoles a la gran Tenochtitlan y el encuentro de Cortés y Moctezuma, quien colmó al conquistador de regalos sin darse cuenta de su anticipada claudicación. Poco después, Cortés lo hizo prisionero y comenzó a derrumbar su imperio.
El autor de Los días y los años no se anda por las ramas y echa mano de los números para argumentar su desprecio por Moctezuma. En la capital del imperio, dice, había una población aproximada de 530 mil personas y en sus alrededores muchos miles más. ¿Cuántos eran los españoles?, se pregunta y para responder cita a Bernal: “nosotros no llegábamos a 400 soldados”. ¿Y así aprehendió Cortés al emperador?, cuestiona González de Alba; su conclusión es contundente: “Se entiende que por vergüenza sigamos ocultando estos números a los niños”.
El infortunio de los aztecas, lo sabemos, no habría sido posible sin la decidida participación de otros pueblos indígenas, quienes los odiaban.
Por eso, afirma Luis, la caída de Tenochtitlan “debe ser la fecha fundadora de México, que nace de un triunfo y no de una derrota, el triunfo de sus habitantes actuales, que nos apellidamos González, Zapata, Hidalgo, etcétera, e insultamos a España en español cada 13 de agosto y 12 de octubre”.
Somos mestizos, pero desde el poder se alientan rencillas históricas y se escriben cartas exigiendo disculpas a comunidades originarias cada vez más hundidas en la miseria.
Queridos cinco lectores, con una oración por los 85 mil 704 muertos por covid-19 en México, El Santo Oficio los colma de bendiciones. El Señor esté con ustedes. Amén.