A Stephen Port le gustaban los panteones, tanto que abandonó, en ocasiones diferentes, los cadáveres de tres jóvenes recargados contra la pared de una capilla en el cementerio de la iglesia de Santa Margarita de Antioquía (St Margaret of Antioch), en el municipio londinense de Barking.
Dos de las víctimas fueron encontradas por la señora Barbara Denham: Gabriel Kovari, de 22 años, el 28 de agosto de 2014; y Daniel Whitworth, de unos 20 años, tres semanas después. En ambos casos su perro la alertó de los hallazgos. El par de jóvenes tenía la camisa levantada y exponía el abdomen.
Tanto Kovari como Whitworth murieron a causa de una sobredosis de gamma-hidroxibutirato, conocida como la droga de la violación, un sedante poderoso y anestésico, eficaz contra la narcolepsia y el alcoholismo. Los jóvenes pertenecían a la comunidad gay local.
Casi un año después, un corredor encontró el cuerpo de Jack Taylor, de 20 años, recargado en la capilla de un cementerio. El joven tenía la camisa levantada, mostraba el vientre y en sus bolsillos encontraron un frasco vacío de gamma-hidroxibutirato.
Para las autoridades, las tres muertes no eran sino consecuencia de la vida acelerada de la comunidad gay. Por supuesto, el descontento se expresó en las calles, exigiendo la resolución de las muertes o la renuncia de funcionarios públicos.
Afortunadamente para la policía, uno de sus agentes recordó el caso de Anthony Walgate, un joven cuyo cuerpo se recobró a unos 500 metros de la iglesia. Un tal Stephen Port fue quien llamó a las autoridades para reportar el caso.
De hecho, los cuatro cuerpos habían aparecido muy cerca del domicilio de Port, quien fue investigado y, el 15 de agosto de 2015, detenido por los asesinatos de los cuatro individuos. El hombre, de 40 años, fue condenado a prisión de por vida.
Recientemente, Ryan Edwards, quien fue vecino de Port, señaló que el asesino gustaba de pasar mucho tiempo con niños en situación de vulnerabilidad, aunque no podía afirmar que el ex chef de voz meliflua fuera un pedófilo.
El mismo Edwards indicó que algo que siempre lo intrigó del comportamiento de Port fue su “voracidad” por conocer gente y su predilección por los juguetes infantiles, especialmente los Transformers.
José Luis Durán King