Hoy recuerdo con alegría y cariño ese año, 1983, cuando fui convocado a la Selección Nacional para los Juegos Panamericanos de Caracas, Venezuela, en donde tuve la gran fortuna y el orgullo de poder enfrentar a la selección de Estados Unidos.
En ese equipo recuerdo estaba ya Michael Jordan, a quien tuve el privilegio de poder enfrentar y poderlo frenar, aunque nos anotó 18 puntos, pero era un jugador de más.
En ese momento, Jordan ya se perfilaba a ser lo que hoy conocemos de él: el mejor jugador, para mí, de todo el planeta.
Hoy lo recuerdo como algo que marcó mi carrera deportiva en la Selección Nacional, ya que después de esos Juegos Panamericanos vinieron muchas más competencias internacionales, más Panamericanos, Preolímpicos, Juegos Centroamericanos, Copas de las Américas, Copa Williams Jones en China, etc, etc.
En verdad una carrera larga, pero muy productiva. ¡Gracias baloncesto!
Entre esas anécdotas recuerdo que en 1996, jugando para los Rayados de Monterrey en la extinta Liga CBP (Circuito de Basquetbol Profesional), me invitaron a portar el número 400 para conmemorar los mismos años de fundación de la ciudad de Monterrey. En verdad fue un gran orgullo para mí haber sido considerado para tal distinción.
Hoy, 40 años después de esa convocatoria mía para los Juegos Panamericanos de Venezuela, veo que México está en la Copa del Mundo FIBA 2023 en Filipinas y deseo que el baloncesto tenga la mejor oportunidad competitiva en este evento.
“Gracias a este medio por darme la oportunidad de platicar algo de mi historia”