El lesionado de la semana fue Osvaldo Martínez, lo que sabíamos antes del juego frente a León, por lo que esperábamos otro mediocampista acompañando al “Gallo” Vázquez en la media de contención, sobre todo luego de los problemas en Toluca para defenderse.
El entrenador Salvador Reyes se decidió por Ayrton Preciado, por lo que se implantó una línea de tres delanteros, con Jonathan Rodríguez y Julio Furch.
El accionar del equipo santista no mejoró con la inclusión del seleccionado ecuatoriano, porque básicamente hay un problema: juega en el mismo lugar de Rodríguez, delantero por izquierda.
Si bien Preciado origina la jugada del primer gol cuando corta el balón en la salida de manos que hizo Rodolfo Cota; el resto de su aportación al juego ofensivo no fue trascendente.
Aquí es muy importante aclarar, Preciado no es un mal jugador, simplemente el equipo funciona bien sin él porque tiene elementos de calidad que aportan al juego de conjunto.
Cuando Chava Reyes sacó a Preciado al minuto 60, el segundo gol sólo tardó tres minutos más en llegar, porque al acomodarse cada jugador ofensivo en su lugar, Isijara quedó abierto por derecha para darle la pelota a Rodríguez, quien le pasó el balón a Furch, quien a su vez tenía toda la intención de regresar la pared, pero, al darse cuenta que nadie lo incomodó dentro del área, dio la media y disparó a portería.
A la par de un desgaste que hubo en el partido por un calor intenso como resultado del sol que cayó a plomo, la escuadra del Bajío sufrió para poder soportar el ritmo de juego que implantó Santos Laguna.
Las cosas terminaron por asentarse con el penal que cometió Alexander Mejía sobre Gerardo Arteaga y que concretó Furch para su séptimo gol del torneo.
El asunto de Santos sigue siendo mejorar la zona defensiva. Mauro Boselli hizo un par de movimientos en el área que puso en apuros a la defensiva lagunera.
Corregir el sistema defensivo con triunfo y sin goles facilitará el proceso de mejora continua.
Comentario aparte merece lo que no hizo el árbitro Fernando Guerrero: pedir que uno de los equipos se cambiara la playera ante la evidente confusión que causaba el dominio del color blanco de ambos diseños.
