He mencionado en otras columnas que el fútbol mexicano fue concebido como un producto de televisión por Emilio Azcárraga Milmo cuando compró el Club América y financió la construcción del estadio Azteca.
El espectáculo del entretenimiento en nuestro país del balompié no podía estar completo sin narradores que, además de describir lo que sucedía en la cancha, fueran un espectáculo por sí mismos. Porque si lo analiza bien, un juego de fútbol en el cual su equipo favorito no esté involucrado es poco entretenido, excepto que lo vea en grupo con unas bebidas espirituosas de por medio.
Fue así que entró a escena Ángel Fernández, quien con su voz metálica y potente creo un universo paralelo en el fútbol. Desde la frase que inventó: “el juego del hombre”, el Ángel puso la atención del aficionado en la métrica de la narrativa casi imaginativa que nos ofreció apodos geniales como “El Confesor” Cornejo o “El Súper Man” Marín, hasta motes para equipos de fútbol como la Máquina Celeste o Leones Negros; sin dejar de lado apodos para estadios como Nou Camp en el inmueble de León, Guanajuato.
Pero Ángel Fernández no era experto en fútbol. Como el mismo lo reconoció en entrevistas, su gusto deportivo pasaba por el béisbol y era partidario de la música. Lo del fútbol fue el detonante de una carrera en los medios de comunicación que se desvaneció cuando José López Portillo lo “invitó” a conducir un programa de variedades en Imevisión a principios de la década de los 80’s.
La escuela de Ángel Fernández siguió con Enrique Bermúdez, Gerardo Peña y otros narradores que dieron pimienta a un programa televisivo llamado fútbol. Curiosamente fueron los programas deportivos los primeros que presentaron una voz crítica en los medios de comunicación de México y para mayor sorpresa se presentó en la televisión propiedad del gobierno, otra vez Imevision, en donde José Ramón Fernández se fue con todo sobre el poder pleno del América de Televisa.
Lo que no se podía denunciar a nivel gubernamental o político lo hizo José Ramón en el fútbol mexicano: señalar favoritismo para la escuadra de Emilio Azcárraga; corrupción en la Federación Mexicana de Fútbol, que tuvo su cúspide con el asunto de los cachirules, o denunciar el monopolio de Televisa sobre los derechos de transmisión de la selección mexicana.
En ambas perspectivas, la del show de Televisa y la denuncia de Imevisión el fútbol fue el medio no el objeto de análisis. Por eso es que al día de hoy no tenemos analistas del juego sino gritos, discusiones o sin razones en los programas “futboleros” de nuestro país.