Política

La Policía Montada de la Colonia Seattle

Después de ver a los llamados policletos hacer todo tipo de piruetas en sus bicis por el barrio, y de los oficiales que aparecieran en aquellas patinetas eléctricas de manubrio alto, tan erguidos y peinaditos, que parecían tropezar con cada piedra de nuestros empedrados, pensé que ya se había visto todo.

Con la novedad de que ahora contamos con una policía montada más elegantiosa e imponente que la del Canadá. Sobre caballos que, si no de pura raza árabe, se miran sanos y fortachones. De allí quizá que hayan tantos recuerditos de su paso por todo el barrio, Camellón Aurelio Ortega incluido.

Además de las furibundas pick-ups que vuelan a mil kilómetros por hora, convirtiendo las piedras de los empedrados en obuses palestinos, los rondines de a pie en el Camellón, y “los elementos”, como llaman algunos vecinos a los guardias de seguridad privada, contratadas por cada colonia, incluida la mía. Solo faltaba que apareciera la Guardia Nacional, cuando militares asomaron en varios puntos de las colonias, preguntado a dónde ibas; estuvieron unas cuantas horas un mediodía hace algunas semanas.

Se pensaría que, con toda esta parafernalia, sobraría tranquilidad en el barrio, pero no. En días pasados, hacia la medianoche, unos motociclistas embozados se paseaban como Pedro por su casa en el Camellón, robando a los transeúntes, catorrazos incluidos, según un video que circuló en redes. Esperemos que no sea preámbulo de nada más. Por de pronto, los hechos causaron zozobra en los barrios, la reacción vecinal fue presta, y la de la policía, efectiva. Esperemos que solo haya sido un traspié, y que la tranquilidad y seguridad de nuestros barrios no se vea menoscabada.

Ahora, ¿qué se necesita para que en un grupo de colonias haya seguridad? Para comenzar, supongo, una policía eficiente y activa en forma constante, pero también vigilancia e involucramiento ciudadano, cuando las personas se apartan de lo que concierne a todos, los problemas crecen o empeoran. Y, por supuesto, autoridades honestas y dedicadas.

Quizá se necesite algo más, el cumplimiento de la ley por parte de todos; esto es una cadena. Comienza con los muchos vecinos ciclistas que en vez de usar la ciclovía circulan por el andador peatonal del Camellón, seguidos por los motociclistas, vecinos o no, que usurpan la ciclovía, o los que tiran su basura en las narices de sus vecinos, y los que ponen música a todo volumen o hacen ruido robándoles su paz a los demás. De allí a atropellar y asaltar hay solo un paso. La seguridad crece y se afianza solo en una cultura de legalidad y respeto. 


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José Javier Gómez Álvarez
  • José Javier Gómez Álvarez
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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