En la alta noche propicia a la duda, al insomnio, a la alucinación, cuando, sintiéndote aburrido de hacer tu tecleadora talacha de siempre en funciones de periodista, huyes en busca del espejo del cuarto de baño, haces unas cuantas muecas para distraerte un poco, como si te pusieras una cambiante máscara de carnaval, y ocurre que se refleja allí no el cronista más o menos fiel de lo que ocurre en el plano de lo real, sino el cuentista que a veces, cuando dejas de lado el trabajo en afán del pan cotidiano, eres interiormente, en alguna ocasión con ¿perverso? plan de desmitologador.
El final del principio
Sabiendo que Dios, tras haber trabajado seis días de la semana en la creación del Mundo, se había tomado el domingo y retirado a descansar, el Diablo entró en la Tierra y fundó la Historia.
Teseo
Días y noches y años dando vueltas con la espada oxidándosele en la mano, buscó al monstruo en el laberinto y murió de hambre y fatiga sin saber que allí no había más monstruo que el mismo Laberinto.
Orfeo
Habiendo perdido a Eurídice, la lloró largo tiempo, y su llanto fue volviéndose canciones que encantaban a todos los ciudadanos, quienes le daban monedas y le pedían encores. Luego fue a buscar a Eurídice al infierno, y allí cantó sus llantos y Plutón escuchó con placer y le dijo:
—Te devuelvo a tu esposa, pero solo podrán los dos salir de aquí si en el camino ella te sigue y nunca te vuelves a verla, porque la perderías para siempre.
Y echaron los dos esposos a andar, él mirando hacia delante y ella siguiendo sus pasos... Y entonces, a punto de llegar a la salida, recordó Orfeo aquello de que los dioses infligen desgracias a los hombres para que tengan asuntos que cantar, y sintió nostalgia de los aplausos y los honores y las riquezas que le habían logrado
las elegías motivadas por la ausencia de su esposa.
Y con el corazón dolido y una sonrisa de disculpa volvió el rostro y miró a Eurídice.
Narciso
Contemplándose en la luna del armario, se apuñaló el pecho y cayó muerto.
Pero como el puñal del reflejo no era concreto, el Narciso del espejo permaneció vivo y en pie.
Leda y el cisne
El acto, han comentado los cronistas de espectáculos, es sencillo, de dudoso gusto y excitante: la mujer, blanca y rosa y dorada y sonriente, con el nombre de artista de Leda, se tiende bocarriba sobre la arena y abre los muslos y los alzados brazos, y el cisne de alas enormes, blanquísimas y rumorosas, desciende y cubre ese espléndido cuerpo y hacen el amor con una dulce música de Chaikovsky que ni la irrisoria orquesta circense ni los excesivos sonidos de placer de la mujer, como estrepitosos estertores ondulantes, logran arruinar.
Al final, el público aplaude, el director de pista hace sonar el látigo y los artistas se retiran.
Y (pero esto no lo cuentan los cronistas) mientras Leda recibe a sus admiradores en el camerino, el cisne, en anonimato y silencio, sale a tomar en la cafetería más cercana su modesta cena, café con leche y dos piezas de pan dulce, y luego, esperando la próxima función, fuma un pausado cigarrillo que sostiene finamente en un ala de punta ya un poco manchada de nicotina.
Lilith
Como había sido creada al mismo tiempo y del mismo barro que Adán, fue la primera mujer, antes de Eva, pero pronunció el impronunciable nombre de Dios y fue expulsada a la orilla del mundo. Convertida en el más poderoso de los demonios hembras, llamada la Llaga, la Oscura, la Inmunda, con el sexo en el lugar del cerebro, seguida y servida por un cortejo de íncubos y súcubos, recorría el mundo avasallándolo a su deseo ilimitado, devorando a los recién nacidos, engendrando las hierofanías y los ritos eróticos en honor de Ishtar en Babilonia, sacralizando la lujuria y la prostitución y sembrándolas en las familias, poseyendo a todos los seres vivos y dejando en ellos su señal.
Pero, a pesar de haber hecho tantas cosas y de tan universales consecuencias, su nombre no está en el Génesis. ¿Por qué ese ninguneo? Acaso porque no accedió a convertirse, como Eva, a la sencilla y decente vida doméstica, por lo cual se le habría condenado en la Escritura a la misma clase de suerte que los dioses paganos aplicaron a aquel pecador rey de Runagur: no solo no existir, sino además nunca haber existido. Pero si no existía en la página, en la tinta y en la letra, existía en el reverso nocturno del mundo y entraba en los seres por las puertas del sueño.
Pandora
Se sospecha que la llamada caja de Pandora, ese cofrecillo del que, por haber ella imprudemente quitado la tapa, salieron la pasión, la locura, los vicios, el trabajo y aun la enfermedad, es decir la mayoría de los males de la humanidad, y se abatieron sobre el mundo, era en realidad el coño de Pandora.
Sirenas
Otra versión de la Odisea cuenta que la tripulación se perdió porque Ulises había ordenado a sus compañeros de navegación que se taparan con cera los oídos para no oír el pérfido canto de las sirenas, pero olvidó indicarles que cerraran los ojos.
Y como además las sirenas, de formas generosas, sabían danzar...
(Todos los marineros ahogados.)