Gracias a diferentes medios de información que van desde los periódicos impresos a los noticiarios de la tele, sin ignorar el blablablá de los vecinos ni el rumor mundial (pues nuestro planeta también es lugar de vecinos en mayor o menor escala numérica, por ejemplo los cercanos y tangibles como la esposa y los hijos, o los tan lejanos de todos los países del mapa mundial, puesto que todos somos del mismo vecindario cósmico), el cronista se ha enterado de que existe la ANUEE, conjunción de siglas que significa Asamblea Nacional de Usuarios de la Energía Eléctrica.
Una grande o pequeña manifestación de “anueeístas” estaba el lunes marchando por una gran avenida de Esmógico City profiriendo enérgicamente la exigencia de que se les exima del pago de la susodicha energía.
Esa exención de pagos —piensa el cronista— estaría muy bien: sería un acto generoso por parte del Estado y enternecería el corazón popular, tal vez siempre tan necesitado de ternuras como las de oír (particularmente en estos días aniversariales) las canciones de Pedro Infante, pero…
Pero puesto que el dinero necesario para la tal energía debe salir de algún sitio, y ya que toda ciudad como Esmógico City (y como cualesquiera otras, pues) requiere la electricidad para el buen o el mero rendimiento del alumbrado casero y público, de la telefonía, la telegrafía, la televisión, la cinematografía, los refrigeradores, los hornos eléctricos y hasta los celulares y las llamadas tabletas electrónicas, y desde luego las computadoras (como la muy fatigada pero resistente que usa el cronista), etc., es de temer que en adelante habrá de ocurrir esa anulación de cobros a cambio y a costas de que paguemos cuotas aún mayores todos aquellos de la quizá selecta minoría que vive en el régimen de pagadores puntuales o al menos frecuentes de esa fuente energética. Y es de desear que los susodichos integremos la aún no formada, y ni siquiera formulada, pero ya urgente AUPEE, es decir la Asamblea de Usuarios Paganos de la Energía Eléctrica, de la cual el cronista propone la creación aunque solo sea para ver si se unen algunos de la otra asamblea, la de los deudores del pago de la mencionadísima energía. Y esa adhesión la agradeceríamos desde el intenso corazón y el sufrido bolsillo.
