Va el cronista en un vagón del Metro —por ejemplo, en un convoy que a su vez va por la Línea 3, la verde "que te quiero verde", que decía el poeta García Lorca—, y va de pie, va apretujado hasta casi quedar sin la respiración entre... ¿cuántos?, quizá incontables cuerpos, y de repente una mujer cercana empieza a gritar "¡ay, Justino, este tipo me está agrediendo con mirada lujuriosa!", y entonces el señor adjunto a la mujer, el tal Justino, cónyuge oficial u oficioso de la susodicha, le vocifera al cronista "¡órale, güey, no esté ultrajando a mi señora", y el cronista trata de decir que ¿cómo?, si él iba con las manos agarradas de la barra superior, estableciendo heroicamente una milimétrica distancia respecto de la mujer y mirando al techo del vehículo, pero Justino no se convence y le dice "¡pues vamos con la autoridá, a ver si es usted tan salsa, lástima de ropita, ¡desgraciado hijo de la chin...!". Y cuando las puertas del convoy se abren, Justino, una especie de mazacote atlético, más otro señor de similar corpachón, solidario con éste, han tomado de los brazos al cronista, lo han sacado del Metro, lo amenazan de entregarlo a una delegación de policía, y mientras el cónyuge va diciendo al infeliz apresado: "orasí, güey, ya caíste, tú eres el agresor visual de las damas en el Metro, ya te jodiste por andar de ojitos cachondos, te va a costar titipuchal de pesos de multa y de años de cárcel, además de la deshonra ante el público de la gente, te vas a fregar, pero si no quieres tanta desdicha, arreglémonos entre nosotros, como personas civilizadas, ¿no?, y nomás pa' que veas que somos buenas gentes y sabemos apreciar, todo puede quedar en digamos en quinientos mil pesitos, tú dirás, sí o sí, me cai que si no, te mueres por mirón violador", y...
Entonces el cronista despierta aterrado y, con el corazón acelerado a mil latidos por segundo, recuerda que leyó, en su Notivox Diario de hace unos días, un titular según el cual ahora a las mujeres la ley las consideraría agredidas por tan solo una mirada deseosa, "acción" (si así se la puede llamar) que puede ser muy natural y que los hombres no siempre logran controlar pues el deseo suele ser más poderoso que la razón...
¿Y habrá multa y cárcel para quienes "pecan con el pensamiento"... que a veces acompaña a la mirada?