Política

¡Buuurruum, iiichhhh, traaasch!..

  • Carta de Esmógico City
  • ¡Buuurruum, iiichhhh, traaasch!..
  • José de la Colina

“Con el arrancón qué cosa sucede, qué cosa sucede con el arrancón”, canturreaba el taxista, parodiando la conga o rumba “El apagón” (que antaño cantaba Toña la Negra y bailaba Mapy Cortés), y siguió comentando lo que entre la una y las tres de la mañana había ocurrido en el Eje 10 Sur Copilco, a la altura de Copal: los policías habían detenido a dos docenas de “arranconeros” y les habían quitado los vehículos automotores para llevarlos al corralón:

—Posí, don, el arrancón sigue siendo un deporte de moda entre alguna juventú de Esmógico City. En los Yunaited lo llaman drag racing y consiste en una carrera de muy corta duración (¡a veces ni siquiera de medio minuto!) en la que los jovenazos automovilizados se arrancan a todo acelere en una calle o avenida para ver quién es el más salsa en apachurrar de pronto el freno y parar en seco (aunque algunos llevan alguna humedá a base de chupe alcohólico). Ese deporte del arrancón solo se hace en autos y no en bicis, pues los jovenazos han de pensar, si piensan, que la bici es para mariquitas. Esa es, pues, la afición loca de chavos a quienes la vida les parece difícil y sin futuro, y se dicen: “¡ai nomás, pa que siquiera me lloren!”, o de pirrurris y yuniors con angustia disque existencial porque todo se les da fácil y se aburren y se emburrecen y claman: “¡que la velocidá se tome el trabajo de matarme, pues yo no me tomo el trabajo de vivir!” y ¡buuurrrrruuum!, se lanzan unos y otros en estilo ATM, es decir a toda máquina o a toda madre, y de pronto dan el frenazo épico y sin retorno, pero a veces en lugar del solo frenazo hay tremendo derrape: ¡iiiiiiiihhhhhhh!, y el cabronsísimo choque:¡buuumtrash! Por eso nuestras avenidas y cruceros dan espectáculos tan tristes en que vehículos, chavos y jovenazos de cualesquiera condiciones sociales se destruyen sin por qué ni para qué... Y, sean dinerudos o sean desdinerados, buscan matarse por mero aburrimiento del dizque vacío de existir o por la ausencia de lana o vaya usté a saber… Y por eso, digo yo, le entran a la canija velocidá, a la mera autoviolencia, a la pinche locura o la gran pendejez de jugar al suicidio, y se apresuran en acudir a la cita con la Gran Calaca, a la cual algunos la honran y glorifican llamándola la Santa Muerte, ¿a poco no?

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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