El cronista, que, no por culpa suya, sino del tiempo, cuyo fluir es continuo e inevitable aunque uno se oponga (y además esa “oposición” suele consistir en meros trucos como el teñido de cabello, la peluca, el maquillaje, las “lagartijas”, la cirujía facial en caso extremo, etc., todo lo cual no solo falla en el propósito de rejuvenicimiento sino que además suele producir un mamarracho engañoso), el cronista, pues, es suficientemente acumulador de años como para tener que defenderse del torrente de recuerdos que, si no lo reprime a tiempo, haría de él un mero memorizador nostalgizante, es decir, lo contrario de un historiador de lo inmediato, que eso, según el gran Renato Leduc, es un periodista con razón de ser y merecimiento de pago. Sin embargo, al acordarse de aquellos marzos de hace algunos años, que por largo rato eran gozablemente invernales, pues ofrecían estimulantes mañanas friolentas y azulísimos y grisísimos cielos a los que ponían nervaduras las ramas deshojadas de los árboles, he aquí que el cronista, tras disculparse por el reciente trozo retórico, se pregunta qué ha sucedido con muchos días de aquel febrero y de este marzo, pues se diría que Alguien, escrito así, con mayúscula inicial, pues se supondría que fuese el mismísimo Dios en plan castigador, o la Madre Naturaleza en plan vengativo por cómo la estamos asesinando con tanto esmog, en fin alguna divinidad de esas, nos ha robado gran parte del invierno, y la comprobación está en que aún faltan casi dos semanas para que la primavera inicie sus traviesas correrías como solía hacer por ahí del 21 de marzo. Y luego a lo peor sucede que también Alguien nos robe enterita la primavera, y es en principio sospechable que ese villano podría ser Donald Trump, quien, alegando que nosotros somos los ladrones de días primaverales, nos confiscaría tales bonitos días… pero un tramposo trompetero y trinquetero como Trump, que ya nos está haciendo trapacerías, evidentemente es un bruto carente del temperamento poético requerible hasta para dedicarse a robar primaveras.
