Todos en la vida pasamos pruebas de diversa magnitud.
Debemos sacar fuerza de la flaqueza para superarlas y seguir adelante.
La magnitud de ellas reclama el nivel de casta para enfrentar el infortunio. Nuevo León está de frente a una etapa difícil, y ni modo de amilanarse.
El nuevo gobierno sólo tiene un reto, sacar el barco con o sin dinero. No hay opción. Es cuestión de ingenio, sacar provecho de las cosas buenas y desechar las malas.
No valen lloriqueos. Ya están adentro y obligados a dar resultados en un marco de altas expectativas.
Pretextos sobran para escamotear resultados; los ciudadanos están hartos, reclaman eficiencia; la falta de recursos no es argumento para siempre, se deben buscar rápido y de donde sea.
Esto no incluye a los ciudadanos. No vale mayor carga ni sacrificios a la población. La prueba es para los gobernantes, quienes buscaron estar ahí.
Prometieron resultados y se los van a reclamar. Esperamos con ansiedad la fortaleza del jinete en la silla de la gubernatura. Superar los reparos lo encumbrará, de lo contrario morderá el polvo y el golpe será más duro.