Llegó el día. Mañana estrenamos gobernador independiente. Toma las riendas del Estado como paladín de la justicia montado en su brioso corcel.
Es la hora de la verdad. Atrás quedan las historias y leyendas de su ascenso mediático. Los resultados serán la mejor carta de presentación.
De aquí en adelante todo es terreno nuevo para Jaime Rodríguez. Nadie ha llegado con esos índices de popularidad. Lo que haga será inédito al no haber antecedentes de un gobernador sin partido.
Cabalgará en el peligro, no serán pocos quienes lo querrán bajar del caballo, o al menos hacerlo trastabillar. No será camino fácil.
Sus aliados deberán tener su temple, no podrá solo. La contundencia marcará su gobierno. Lo conocieron entrón, y así lo quieren ver.
Y lo menos esperado es que quiera a la mitad del río cambiar de caballo.
Jaime Rodríguez ya debe haber valorado el nivel de responsabilidad en el que está montado. No es asunto de sombrerazos, ni de golpes al escritorio ni lenguaje folklórico.
Los hechos y acciones le pondrán la marca a su mandato. Lo de Bronco puede quedar de adorno si a la mera hora se le arruga el cuero.