En el conflicto natural entre la esperanza y la desconfianza se da la bienvenida a un nuevo gobierno. Es historia repetida.
En este país cada tres años hay elecciones, apenas concluyen unas y quienes aspiran a cargos públicos ya buscan la otra.
Incluso los cuerpos colegiados administradores de los procesos electorales nos recuerdan de ello con su reiterativa publicidad.
Así empieza un nuevo sexenio gubernamental, eso no cambia nuestro ajetreo diario. Hay que ganarse el sustento con quien gobierne. Rojo, verde, azul o independiente.
Esperemos no nos dificulten la vida y se esmeren en hacer mejores cosas para recuperar la confianza perdida en los gobernantes.
No los vamos a dejar solos. La Biblia dice que se debe orar por las autoridades. Hagámoslo con mayor fe, sin dejar de lado el pico y la pala.