Fue nuestra compañera de vida. Dios nos bendijo con su amistad, comprensión y amor. Compartimos desde nuestra juventud la palabra del Señor. Unimos nuestras vidas bajo sus lineamientos.
La bendición creció con tres adorables hijos: Mónica, Jorge y Rebeca. Guiados en su entereza y fortaleza de mujer cristiana y madre abnegada, alcanzaron sus metas que trascienden a través de los nietos.
Rebeca ha sido llamada por el Señor a la tierra prometida. Sabemos que está en las mejores manos.
La despedimos agradecidos por su vida, claro ejemplo de entereza y determinación.
Vamos a extrañar su presencia. Su recibimiento diario. Sin ella las cosas no serán igual.
Aceptamos la decisión de Dios confiados en las palabras de Jesucristo: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá.