Pese a los esfuerzos que realiza el fiscal general del Estado, Eduardo Almaguer Ramírez, por implementar una nueva cultura policiaca en la entidad, las cosas no se mueven con la rapidez que desea. Dos botones de muestra nos dejan la sensación de que las arbitrariedades policiacas siguen imperando:
Caso uno. Hace más de dos meses y medio, elementos de la Fuerza Única, le recogieron un automóvil Mercedes , con placa JMV-91-12 al chofer que lo manejaba, para “investigarlo”. El carro, “ya investigado”, según oficio 1281/2017 y con dictamen 6669, sigue sin ser devuelto. ¿Por qué la policía estatal recogió el vehículo y lo confinó en el corralón durante casi tres meses?
Carlos lo contrató en arrendamiento puro para trabajarlo en Uber, como forma de vida, y ha estado cubriendo más de doce mil pesos mensuales de renta, sin que el auto trabaje. Naturalmente, sus finanzas están quebradas y su vida descuadrada por la falta de dinero y los trámites interminables, fruto de esta arbitrariedad. En tanto, pese a los esfuerzos del abogado de la arrendadora, el Mercedes se deteriora en el corralón, bajo una gruesa capa de polvo y con el riesgo de ser desmantelado como ocurre tantas veces en esos lugares.
Caso dos. Hace dos meses, Isaac salió de un “antro” de López Mateos. Su auto, estacionado cerca de esa avenida, a dos cuadras de la Minerva, estaba siendo abierto por dos jóvenes. Isaac llegó y se enfrentó a los ladrones, quienes lo golpearon y lo obligaron a escapar. Minutos más tarde, se acercó de nuevo al lugar y vio a una patrulla de la Fuerza Única cerca de su auto, por lo que acudió en busca de auxilio. Ahí estaban también los ladrones, quienes, a su vez, dijeron que él los había agredido y los policías se lanzaron contra Isaac. Lo golpearon y se lo llevaron detenido con todo y auto, mientras los cacos quedaban libres. Aunque Isaac salió al día siguiente del encierro, su auto sigue siendo “investigado”, lo que le afecta gravemente para operar su pequeño negocio de venta de tostadas de ceviche.
Dos casos representativos de la situación que prevalece. Dos casos que afectan seriamente la vida de dos jóvenes trabajadores que no han cometido ningún delito. Su problema, así de fácil, fue encontrarse en el camino de policías del Estado que no responden a las nuevas normas que dicta el Fiscal. Si bien hay elementos que se distinguen por su honestidad y su limpieza, hay otros, como estos, cuya actuación afecta seriamente a ciudadanos limpios.
Estos problemas, que podrían parecer mínimos ante atrocidades mayores, son, sin embargo, motivo de problemas serios para personas inocentes. En estos casos, señor Almaguer ¿ante quién se pueden quejar los ciudadanos sin el temor a represalias? Ojalá que la nueva cultura policiaca que usted impulsa se perciba en la solución de esta clase de problemas. Ojalá que la policía se convierta en un apoyo y no un lastre para los ciudadanos de una vez por todas.