Se dijo que el diablo se retiraba de los negocios y vendía sus herramientas al mejor postor. La noche de la venta, mostraron todas las herramientas en forma que llamaran la atención. Por cierto, era un lote siniestro: odio, celos, envidia, malicia y engaño, además de todos los implementos del mal.
Un tanto apartado del resto, había un instrumento de forma inofensiva, muy gastado, como si hubiese sido usado muchísimas veces y cuyo precio, sin embargo, era el más alto de todos. Alguien preguntó al diablo cuál era el nombre de la herramienta: desaliento, fue la respuesta.
“¿Por qué su precio es tan alto?”, le preguntaron. “Porque ese instrumento”, dijo el diablo, “me es más útil que cualquier otro; puedo entrar en la conciencia de un ser humano cuando todos los demás me fallan, y una vez adentro, por medio del desaliento, puedo hacer de esa persona lo que se me antoja. Está muy gastado porque lo uso casi con todo el mundo, y como muy pocas personas saben que me pertenece, puedo abusar de él”.
El precio del desaliento era tan, pero tan alto, que aún sigue siendo propiedad del diablo. Autor anónimo.
Amigo lector: el desaliento es una amenaza que ataca cuando menos lo imagina. Siempre al acecho, esperando silente y pacientemente para atraparlo y robarle la voluntad. No lo consienta: saque lo mejor de usted mismo. Ocúpese de lo importante, de lo que lo hace feliz y le da paz. Sea paciente, recuerde que los obstáculos le ofrecen al menos tres opciones: callar y conformarse; quejarse y vengarse; o analizar, buscar soluciones y resolver. Usted escoge.
Que no lo venza el desaliento, no deje que el día pase sin que usted haya crecido al menos un poco. La vida es desierto, pero también es oasis, a veces nos derriba y nos lastima, como también nos enseña y nos convierte en actores de nuestra propia historia.
Si el viento sopla en contra, no desespere, que si tiene la razón y persevera, cambiará las cosas. Aprenda de sus errores. Recuerde que recibir golpes no significa perder la batalla y que si las decepciones son inevitables, el desaliento es una elección. Así, cuando caiga, hágase de un nuevo aliento y continúe su camino firme y confiadamente.
Usted, ¿qué opina?_
