Escribir sobre la juventud y nuestro papel en la comunidad puede parecer una tarea titánica, dado a la gran cantidad de mitos y perspectivas que giran alrededor de todas aquellas personas que nos encontramos viviendo esta etapa de nuestras vidas que comprende de los 12 a los 29 años; comienzo este texto destacando que una de cada tres personas en la comarca lagunera somos jóvenes, en la zona metropolitana habitan alrededor de 413 mil personas en el rango de edad de la juventud.
A lo largo de la historia moderna la juventud ha sido catalogada e incluso encasillada como un sector de la población apático e indiferente a los aconteceres de la vida cotidiana de nuestras ciudades; se ha dicho que los jóvenes solo vemos por nuestros propios intereses sin preocuparnos por aquello que sucede a nuestro alrededor, este y otros pensamientos son algunas de las maneras de ver a la juventud que suelen convertirse en una pesada carga con la que tenemos que luchar día a día todas aquellas personas que desde nuestra trinchera como jóvenes buscamos desmitificar de nuestra generación.
Al contrario de lo que se expresa en las líneas anteriores, la juventud somos un sector sumamente consciente de aquellos problemas presentes en la sociedad, estamos dispuestos a sumar nuestras voluntades para hacer frente a las adversidades que vivimos, pero tenemos que dejar en claro que la forma de participar no solo en los jóvenes, sino también en la sociedad entera ha cambiado generación tras generación, y con esto también los intereses y las causas que motivan a las personas, de la mano con las formas en las que se alza la voz para exigir cambios, para gritar injusticias y sobre todo para buscar el bien común de nuestra sociedad.
Hoy en día las juventudes velamos por la preservación del ecosistema, luchando contra el cambio climático y el calentamiento global cambiando nuestra formas de consumo y eliminando poco a poco nuestra huella negativa en el planeta; buscamos erradicar los tabúes que existen en torno a la salud mental normalizando la atención psicológica y tratando de ponerla al alcance de la mayoría, y claro exigiendo mejores condiciones laborales, mejores salarios que nos permita tener un mejor desarrollo y crecimiento no solo en lo económico si no en nuestra calidad de vida a la par de volvernos mejor ciudadanos.
Pero algo nos queda en claro, estas luchas nacen de aquello que nos duele y aqueja como generación, o son adoptadas de batallas que se han venido trabajando desde generaciones atrás, sabemos que al contrario de lo que menciona la frase, los jóvenes no somos el futuro, si no el presente; y estas luchas no son solo nuestras sino de toda la ciudadanía, porque sin importar nuestra edad, todos y todas formamos parte de la comunidad y somos en conjunto quien le da vida a las ciudades, por lo que no diría que seamos una generación perdida, al contrario, somos una generación que busca ser escuchada y sobre todo, tomada en cuenta.
*Coordinador Jóvenes Líderes de La Laguna