Observar los juegos infantiles del parque me ha dejado pensando. Después de pasar horas contemplando a una multitud de niños de entre 3 y 12 años sacándole todo el provecho posible a una estructura de colores que incluye columpios, resbaladillas, puentes movedizos y pasamanos fue imposible no recordar mi paso por la niñez. Regresando en el tiempo sentí las ganas interminables de jugar, brincar y correr.
Puede sonar ridículo imaginar un mundo en el que nos dedicáramos a jugar y a partir de ello a crear. No fue así para Constant que pasó veinte años de su vida dándole forma a un mundo tejido por redes en vez de ciudades que permitiría al homo ludens desplazarse en el momento que lo decidiera o se aburriera de jugar en ese lugar. Superestructuras a base de columnas y entrepisos se entrelazaban para ir provocando, por donde se edificaran, espacios para la vida entendida como la oportunidad única para crear, para sentir, para disfrutar. “La Nueva Babilonia” sería un mundo nuevo sin fronteras ni nacionalidades en el que los avances tecnológicos estarían al servicio de todos, resolviendo lo necesario para que sus pobladores no tuvieran que trabajar ni cumplir algún horario. Desaparecería lo que Constant etiqueta como la “sociedad utilitarista” que “…Pone en evidencia una realidad fundamental, que es la misma para todas las formas de vida colectiva, pasadas y presentes:
La explotación de la fuerza de trabajo del ser humano…”
De esa forma, libres de toda presión, sin hambre, sin explotación se podría dar rienda suelta a la creatividad. ¿En verdad suena tan raro imaginar una sociedad que pusiera a su servicio todos los avances tecnológicos posibles para liberarnos de la carga que nos aplasta todos lo días?. Desde aquel día imagino un espacio destinado para que los adultos juguemos un poco. Columpios y pasadizos lo completan para dar forma al “Parque Para Adultos”. El lugar que visitamos para jugar sin importar nada mas que eso, el juego; ya mañana será otro día.
@jorgeruvao
