Cultura

La muñeca de poliuretano

Luis García Berlanga invirtió millones en su protagonista. ESPECIAL
Luis García Berlanga invirtió millones en su protagonista. ESPECIAL


En la película Tamaño natural (Grandeur nature, 1973), el director de cine Luis García Berlanga cuenta la historia de un hombre que se enamora de una muñeca de poliuretano. 

La muñeca fue diseñada en Japón, de acuerdo con la trama de la película, pero en la realidad fue fabricada en Francia, por un equipo de dieciocho personas, entre escultores e ingenieros, que lograron un nivel asombroso de realismo. Trabajaron durante un año en la criatura e invirtieron 10 millones de pesetas, unos sesenta mil dólares, porque Berlanga, que además de cineasta era un erotómano confeso, quería la muñeca perfecta, con brillo de vida en los ojos, dientes, lengua y todos sus orificios. El equipo de producción, que veía aquello como un dispendio, calculó que por el precio de la muñeca podrían haber contratado a Brigitte Bardot, que era entonces la actriz de moda. 

La película se rodó en Francia y estuvo prohibida muchos años en España. En ciudades como Londres, a causa de su violento fetichismo, fue exhibida solamente en cines porno. 

El actor Michel Piccoli, alter ego de Berlanga, se enamora en la película perdidamente de su muñeca, le habla tiernamente, le compra joyas y vestidos, la desnuda para tener sexo e incluso se casan en una ceremonia solemne, siguiendo la estela de Pigmalión, el rey de Chipre, que se casó con Galatea, que era una estatua. 

Durante los meses previos al rodaje, Berlanga guardó la muñeca en su casa; “la sentaba vestida en una mecedora en el hall de mi apartamento y le ponía un cigarrillo entre los dedos”, cuenta en sus memorias. Rafael Azcona, su guionista, apostó que acabaría hablando con la muñeca, cosa que al final pasó; un día que iba saliendo del departamento, “le acaricié la mejilla y le dije: adiós, chata”; cuenta el cineasta. 

Cuando terminó el rodaje, Berlanga guardó la muñeca en el desván de su casa y se olvidó de ella. Un día se asomó al jardín, porque oyó mucho barullo, y vio que sus hijos jugaban futbol pero, al afinar bien la vista, descubrió que en lugar de balón pateaban la cabeza, de poliuretano, de la pobre muñeca. 


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Jordi Soler
  • Jordi Soler
  • Es escritor y poeta mexicano (16 de diciembre de 1963), fue productor y locutor de radio a finales del siglo XX; Vive en la ciudad de Barcelona desde 2003. Es autor de libros como Los rojos de ultramar, Usos rudimentarios de la selva y Los hijos del volcán. Publica los lunes su columna Melancolía de la Resistencia.
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