Hay trámites burocráticos que necesitan la sensibilidad de los funcionarios, servidores o empleados públicos que se encarguen de realizarlos a los ciudadanos, sobre todo en estos tiempos donde las actas de defunciones son, definitivamente, el procedimiento más difícil a realizar.
Por la naturaleza del papeleo que requiere la comprensión de la otra persona que te atenderá, esto no es tomado en cuenta por el personal que trabaja en algunas dependencias.
Hubo una situación que ocurrió en el Registro Civil de Ciudad Madero: El viernes 1 de octubre, María acudió antes de las 8:00 horas a esta oficina, detrás de la Presidencia maderense, para sacar el papel que ya necesitaba para cancelar las cuentas de su padre, quien murió por secuelas de covid, pues tiendas y bancos ya estaban llamando.
Antes de ella, una persona humilde de la tercera edad ya estaba ahí para hacer el mismo trámite. A las 8:15 sale una trabajadora, con actitud déspota y mal encarada; advirtió que ese día no habría trámite de acta de defunción sino hasta el lunes, pues era la encargada de hacer el papeleo pero tenía que estar afuera de la oficina recibiendo documentos.
El señor le dio sus papeles de los que, acto seguido, la empleada del Registro Civil le gritó al adulto mayor para reclamarle que ella no tenía por qué ordenarle los papeles de la forma en que estrictamente se los tiene que entregar.
Pese a que el ciudadano también ya tenía listos a sus testigos, tuvo que llamarlos para posponer el trámite porque la trabajadora no lo iba a atender. En su turno, María recibió la misma respuesta de la empleada quien, luego, agregó que si quería ir a la otra Oficialía ubicada en la colonia Unidad Nacional podría ir “a ver si allá la quieren atender”.
Los empleados “de allá”, al conocer la situación de María, indignados, le dijeron que no era la primera vez que llegaban ciudadanos casi corridos del centro de Madero, pues ya tenían antecedentes del maltrato de su “compañera” a la gente.
Al final sí pudieron atender a María en la Segunda Oficialía, pero luego de un trago amargo, en medio de su duelo. Hay que tener más empatía, señores empleados públicos. _
