Política

Ellos, como en Paracuellos

Uno de los gritos que la horda comunista, al estilo de Caracas o del FRAP del 73, cuando la banda del papá de Iglesias acuchilló hasta morir a un joven policía, aullaron anteayer en Vallecas era «¡A por ellos como en Paracuellos!». Pablo Iglesias, o Don Pablone Fariña, añadió al orgullo por la peor matanza de la Guerra Civil (siete mil personas, buena parte menores de edad, atados con cuerdas por los pulgares y ametrallados por los rojos) otra costumbre comunista: culpar a la víctima de lo que le hace su verdugo.

En la Guerra, cuando secuestraron y desollaron vivo a Andreu Nin, líder del POUM, tan criminal como ellos, pero que no obedecía al Zar del Kremlin, la CNT pintó en las paredes: «Gobierno Negrín, ¿dónde está Nin?». Y los de Paracuellos pintaban debajo: «En Salamanca o en Berlín». Los crímenes comunistas, de Lenin a Maduro, incluyen de oficio la injuria al cadáver.

El adinerado Iglesias Turrión, que, a falta de higadillos derechistas, debe de desayunar vinagre, culpó a «Abascal y sus matones» de agredir a los pacíficos apedreadores de la Plaza de la

Constitución de Vallecas, que los periodistas que copian sus gracias llaman Plaza Roja. Es mentira, o sea, es Iglesias. En EL MUNDO y pocos medios más se contó cómo Marlaska dejó desprotegidos durante horas a los oradores y espectadores que iban a asistir a la presentación de la candidatura de Vox. Los testimonios de la gente que estaba allí y llamaba ayer a esRadio –una gran cadena simplemente ignoró el liberticidio, Griso no replicó a Don Pablone y Televisión Espantosa disimuló– eran de terror: emparedados entre una policía con orden de no intervenir y la horda que lanzaba piedras, botellas, latas de cerveza y otros detalles bolivarianos.

De cuarenta heridos, veinte, policías. La satisfacción ante un policía pateado en el suelo que celebraba Iglesias cuando no era rico, la compartía Errejón, que entonces firmaba ACAB (All Cops Are Bastards). Pero Iglesias tiene que ir siempre más allá

y añadió: «Luego dirán que Polonia invade Alemania». En realidad, Polonia fue invadida dos veces por los comunistas: Lenin se estrelló en Varsovia y Stalin la invadió a medias con Hitler y se la repartieron, jaleados por La Pasionaria.

Pero lo más abyecto de ayer fueron los tuits de Gabilondo y Arrimadas, que ni siquiera nombraron a las víctimas para no condenar a los verdugos. Son sus socios.


F. Jiménez Losantos

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