Deportes

Nápoles ya tiene un dios pero nunca falta un ídolo

Ha pasado más de una década de mi visita a Nápoles. Era la segunda vez que vivía en Italia, la primera etapa fue en la Toscana y ahora me encontraba viajando a la ciudad del sol desde Roma y recuerdo claramente que la única razón por la que tardé tanto en visitarla fue porque más de una vez me dijeron que no valía la pena o que era peligroso. Fue un viaje fugaz y no lo voy a negar, lo que más grabado en la memoria tengo fue la experiencia de comer la tradicional pizza napolitana. Pero hay algo que tampoco escapa en mis recuerdos, el retrato de Diego Armando Maradona en distintos callejones, bares, restaurantes, cafés que pude visitar. En aquel momento no le presté mucha atención, sabía que había jugado la segunda mitad de la década de los ochenta para el Napoli que claramente presumía una de las cuatro mayores aficiones del país, los tifosi napolitane, pero no entendía las raíces de la adoración décadas después.

Con 18 años, todavía no sabía que me dedicaría a los deportes, amaba el futbol, había visitado a la Roma en el Estadio Olímpico, antes alentado a la Fiore por mi cariño a la ciudad, aunque el equipo italiano que me llamaba más la atención desde pequeña era el Milán y conocer el San Siro fue espectacular. Del Napoli, nada y del culto a Maradona menos.

Cuando El Pelusa llegó a esta ciudad procedente del Barcelona ya era el mejor jugador del mundo, pero en leyenda se convertiría después. Gli Azurriestán a punto de cumplir 93 años de historia, pero en aquel entonces venían de salvarse de milagro del descenso. Cuando el primer Scudetto llegó en su tercera temporada, no solo fue una victoria deportiva, fue un rescate social. La ciudad no solo había sufrido descontrol con mafias, guerras de bandas e incluso un terremoto (Irpinia) a principios de la década, también había vivido bajo la sombra del Milán, Juventus e Inter. Maradona fue aquel que le devolvió la dignidad a Napolés, fue la primera vez que el pobre venció al rico, que el sur se liberó de la sombra del norte. Les dio identidad, les subió el autoestima, les dio la oportunidad de plantarle cara al Milán de Sacchi, a la Juve de Platini y al Inter de Rummenigge. En el 90 lo volvió a lograr y a pesar de eliminar con la Albiceleste a Italia en su Mundial, esas dos ligas y otros tres títulos en siete años fueron suficientes para crear un amor eterno. “Mi bronca en el mundial 1990 era porque a los napolitanos les hicieron creer durante 30 días que ellos eran iguales en el trato” recordaba Diego años después respecto a las pancartas que dictaba Maradona, Nápoles te ama pero Italia es nuestra patria.

La historia no se borra. Su figura es intocable a pesar de que su salida fue trágica por el doping positivo. En 2017, tres décadas después, regresó a la ciudad donde tocó el cielo y fue nombrado ciudadano honorífico. El pasado 19 de agosto se cumplieron 35 años del debut de Maradona con el Napoli y es a este equipo, en esta ciudad, con esta historia, al que llega Hirving Lozano, el primer mexicano que vestirá dichos colores con un gran reto por delante. Es no solo el fichaje más caro de un nacional en Europa, es también el más caro en la historia del club. Nadie le ha hecho sombra a la figura de Diego, no es posible, pero siempre hay hueco para un nuevo ídolo.

Google news logo
Síguenos en
Jimena Rodríguez
  • Jimena Rodríguez
  • [email protected]
  • Licenciada en Comunicación por la Ibero especializada en periodismo. Redactora web e impreso Notivox La Afición y conducción en Notivox Televisión
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.