Como todo sistema económico y político el sistema neoliberal se fundamentó en una serie de ideas dentro de las cuales destaca la no intervención del Estado para permitir la regulación de la actividad económica por parte del mercado, lo cual trascendió incluso a la vida privada de las personas. Ahora sabemos que el mercado tiene fallas como los monopolios, las externalidades negativas como la contaminación y el calentamiento global y a nivel personal un gran defecto del sistema neoliberal es la pérdida de humanismo y un incremento del materialismo en los seres humanos, que son cosificados y enajenados, promoviendo un egoísmo enfermo que ha derivado en el surgimiento e incremento de un nuevo síndrome que cada vez se presenta con mayor frecuencia en un número mayor de personas, el narcisismo.
En el sistema neoliberal se desata una competencia feroz entre las personas en la cual prevalecen sólo los más aptos, los más fuertes, siendo en este ambiente hostil de extrema competencia el campo fértil para el desarrollo de personalidades egoístas, solitarias, ególatras, nada solidarias, apañadoras. Ya no es el sano interés personal del cual hablaba Adam Smith como motor de la economía, sino una degeneración del egoísmo personal al narcisismo que enferma a la sociedad de hoy en día.
Veamos algunas características propias de los narcisistas:
La esencia del narcisista es que no sabe amar, no tiene esta capacidad de amar que es una de las capacidades más importantes del ser humano, sólo se ama a sí mismo por lo que ve a los demás como simples instrumentos para sus propios fines personales o para alcanzar sus objetivos y satisfacción propia, los usa, y cuando dejan de brindarles alguna utilidad los desechan, los descartan.
El narcisista carece de toda empatía, no tiene el menor interés en el bienestar de los demás, pues sólo se preocupa por él mismo. El narcisista se siente merecedor de todo, que cualquier éxito de algún equipo o grupo de personas les es atribuible sólo a ellos, y no tienen un límite en sus altas expectativas de recompensa, y están dispuestos a pasar por encima de los demás si es necesario.
El narcisista es un gran depredador, engaña, usa caretas, triangulan en sus relaciones amorosas, aprovechan su carisma y su estética personal para enrolar a sus víctimas, en un principio las bombardean de amor (love bombing) sólo durante el tiempo necesario para seducirlas, para atraparlas, para hacerlas codependientes; después las confunden, las enredan (gaslighting), intentan aislarlas de sus seres queridos para controlarlas y obtener de ellas la energía y el suplemento que llene el vacío que tienen dentro de ellos mismos.
Los narcisistas se encuentran en todos lados, en las relaciones personales, en la relación de padres a hijos, en las relaciones de pareja, en el trabajo y en personas de altos cargos en empresas y en puestos de gobierno; en éste último caso en México hemos tenido gobernantes que han tomado decisiones en contra de las grandes mayorías, que se han apropiado de recursos que eran del Estado y que han vaciado las arcas públicas en beneficio propio, como lo fue el caso de la estafa maestra o la corrupción del congreso mexicano para asignar pozos petroleros a particulares, en estos casos existe una ambición desmedida y una apatía por el bienestar incluso de millones de personas.
La primera y más importante manera de defenderse del perverso narcisista según lo aconsejan los expertos en la materia, es identificar al narcisista, conocer de esta terrible enfermedad mental que existe y que es real, para poder hacer frente al peligro inmenso que representa un perverso narcisista en especial para las personas altamente sensibles e inteligentes que son sus presas favoritas.
Cuidado, querido lector, ahora mismo puedes estar al lado de uno de ellos, identifícalo y aléjate. Aquí algo de información que puedes encontrar en la red.
Por lo demás démonos a la tarea de construir una sociedad más empática, solidaria y fraterna.
Mtro. Jesús Torres Gómez, Escuela Internacional de Derecho y Jurisprudencia.
