En días pasados, en respuesta a una pregunta de una periodista en la “conferencia mañanera”, el Presidente manifestó que cuando fue jefe de Gobierno de la CdMx constató cómo el acceso al notariado en la capital se lleva a cabo de una manera libre sin intervención ni línea del gobierno local.
Al respecto es importante abundar en esta información, pues el público desconoce la forma de acceso al notariado en la gran Ciudad de México, y muchas personas piensan que las notarías son heredadas.
En la capital, desde hace más de 60 años, las notarías se compiten y se otorgan al sustentante que triunfa en un examen de oposición.
Cabe mencionar que antes de presentarse al examen de oposición, les abogades deben aprobar un examen previo conocido como examen de aspirante, y solo quienes lo aprueban pueden competir en el examen de oposición cuando exista una notaría vacante, ganando quien obtenga la mejor calificación.
El examen de oposición, en el que compiten todos les aspirantes a notario, comprende una prueba práctica y una prueba teórica, se requiere ser abogade o licenciade en derecho, tener una práctica mínima de 12 meses en alguna notaría de Ciudad de México, tener 25 años cumplidos, gozar de buena reputación personal y honorabilidad profesional, no ser ministre de culto y haber pasado el examen de aspirante a notario. En cada examen de oposición se confrontan entre 40 y 100 jóvenes aspirantes a notario.
En los hechos se requiere de una práctica en alguna notaría de CdMx de entre cinco y 10 años para conocer a fondo el oficio notarial, y un estudio concienzudo y cuidadoso de entre 5 mil a 15 mil horas de estudio para analizar a fondo toda la legislación que rodea a esta actividad, lo cual significa en promedio cuatro horas de estudio diarias durante esos cinco a 10 años, por lo cual puedo afirmar que el examen de oposición para obtener una notaría en Ciudad de México es el más difícil que existe en el país para ejercer alguna profesión.
Las ventajas del sistema de examen de oposición son enormes. Por un lado es democrático, pues cualquier abogade con vocación puede acceder al notariado, no existe línea del gobierno de la ciudad, no se requiere ni compadrazgos ni dinero ni favores ni corrupción, es decir, no existe influyentismo, y se garantiza que le ganador en cada caso es le abogade mejor preparado.
Ojalá otras funciones públicas importantes, como podrían ser diputaciones, senadurías, juzgadores en la Suprema Corte, embajadas y aun consulados se compitieran en la forma y con el rigor como se compiten las notarías en la capital.
Cabe aclarar que en los estados al interior de la República las notarías se continúan entregando con una importante intervención del gobernador, quien sí impone línea y en otros casos prácticamente las asigna. En este sentido, existe actualmente en la presente administración una iniciativa importante para imponer el sistema de examen de oposición que se practica en Ciudad de México en todo el país, ojalá salga adelante en esta administración, pues la paz social y el crecimiento económico están vinculados también a la seguridad jurídica que brindan abogados honrados con una estricta y comprobada preparación.
Jesús Torres Gómez
* Maestro en la Escuela Internacional de Derecho y Jurisprudencia