El Ministerio del Futuro es uno de los libros que toda persona interesada en los grandes desafíos que enfrenta la humanidad debe leer. Es una obra monumental del género clima ficción. Es decir, es un trabajo en el que se mezcla la ciencia ficción con el caos climático del presente o futuro.
Este tipo de literatura es una alternativa que debe impulsarse a profundidad. Sus aportaciones son numerosas. Por ejemplo, una de sus características es que además de contar historias complejas, provee salidas de salvación experimentales a las problemáticas presentadas.
Otra es su redacción, la cual entretiene al lector debido a que lo conecta con situaciones emotivas relacionadas con el cataclismo ambiental.
Una tercera característica es que son novelas basadas en el conocimiento científico. Por ende, es un componente poderoso ya que nos sumerge en mundos distópicos y post apocalípticos, pero siempre bajo la certeza que otorga la ciencia.
En este sentido, dichas obras se convierten en instrumentos educativos efectivos para difundir la preocupación que provoca el deterioro ambiental.
Lo anterior me recuerda a mi época en la secundaria. Tengo muy presente cómo una maestra nos pidió dibujar nuestra visión a futuro del planeta usando como referencia la contaminación generada por los automóviles y fábricas, la falta de agua, y el dominio de las computadoras sobre el humano.
La mayoría de mis compañeros dibujó escenarios caóticos. El trabajo de un amigo mostraba una ciudad en la que no había luz en el día debido a que el denso smog de los autos impedía que la gente pudiera ver. Para salir, las personas tenían que usar máscaras y se guiaban por pasamanos para poder llegar a ciertos destinos.
En mi caso, yo presenté una cartulina en la que mostraba mi preocupación por la falta de agua para beber. Me angustiaba mucho pensar en un futuro sin agua tanto para las personas como para los animales y plantas.
Recuerdo que un primo, en ese entonces, me dijo que el problema era la falta de dinero para generar la tecnología que nos pudiera salvar.
En este sentido, El Ministerio del Futuro, escrito por Kim Stanley Robinson, surge como una excelente representación de todo lo arriba descrito. Robinson centra su atención en el desarrollo de catástrofes ambientales, violencia política, y en la devastación económica.
Para alcanzar la restauración climática, la novela relata el trabajo en conjunto de organizaciones públicas, científicos valientes, activistas ecológicos, y banqueros centrales.
De acuerdo con una entrevista con el autor realizada por el colectivo editorial Money on the Left, el dinero (anclado a la visión de la Teoría Monetaria Moderna) juega también un papel clave en la trama. Situación distinta a la retórica que ofrece la película Dunas, en donde la escasez es vista como algo que siempre existirá.
Es importante voltear a ver esta literatura. Sobre todo, porque la frontera entre la realidad y ficción no es muy clara actualmente. En una de esas, estas novelas nos dan las pistas sobre la restauración que buscamos.