En 2019, el Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) dijo que la venta del avión presidencial servirá para financiar el plan migratorio y para proveer de agua a diferentes zonas del municipio hidalguense de Zacualtipán.
No obstante en enero de 2020, AMLO anunció la sorprendente opción de rifar el avión. El Presidente exhibió el diseño del billete para la rifa cuyo costo será de 500 pesos. El boleto decía “Premio Mayor Avión Presidencial”. La semana pasada, AMLO decidió que la rifa continuaría aunque el ganador no se llevará el avión.
Ahora será un sorteo en el que los 100 boletos ganadores no obtendrán el avión, sino un premio de 20 millones de pesos cada uno. Aunque el boleto ya no menciona al avión como premio mayor, el billete mantiene la leyenda “es una cooperación para equipos médicos y hospitales donde se atiende de manera gratuita a la gente pobre”.
El avión presidencial ha provocado diferentes reacciones públicas. Sin embargo, es un tema delicado dado que genera un discurso que promueve la falsa idea de que existe escasez de dinero.
Entrevisté a mi amigo y colega el Dr. Scott Ferguson sobre esta situación. Él es académico e investigador de la Universidad del Sur de Florida en Estados Unidos y del Global Institute for Sustainable Prosperity (GISP). Ferguson es uno de los investigadores más destacados de la Teoría Monetaria Moderna (TMM).
¿Qué opinas sobre el tema del avión? SF: En primer lugar, que el Presidente use o no un avión de lujo es algo separado y sin relación con la capacidad del gobierno para invertir en la salud pública. Un gobierno como el de México, que es emisor monopolista de su moneda, siempre puede crear dinero para el propósito público. La venta, subasta y alquiler de propiedades públicas para la obtención de ingresos genera la impresión en la gente de que el dinero es un objeto finito y privado, y que el gobierno está en quiebra.
Visto desde la perspectiva de la TMM, el financiamiento al sector salud a través de un sorteo es en realidad un impuesto regresivo para la sociedad. Esto me recuerda un poco cómo gobiernos estatales en Estados Unidos financiaron la inversión en educación mediante la venta de boletos de lotería a los pobres.
La venta del avión y el sorteo para obtener ingresos refuerza la mitología de que el gobierno financia programas públicos a través de reciclar el dinero de los contribuyentes. Esto es absurdo.
Estas políticas o decisiones no ayudan de ninguna manera a la gente pobre que se supone AMLO pretende ayudar.
Si el Presidente López Obrador está genuinamente interesado en crear una economía piadosa y caritativa, entonces debe usar el poder que le da el peso mexicano. No se necesitan rifas o vender un avión para adquirir equipo médico, construir hospitales o proveer de agua a las personas, concluye el Dr. Ferguson.