Política

Recordar para reconocer los represores

  • Desde la raíz
  • Recordar para reconocer los represores
  • Jesús Guerrero Valdez

Leonor es una pequeña de ocho años que en el 68 -año de la represión- se disponía a lavar su ropa en un edificio de Santa María de la Ribera del extinto Distrito Federal, cuando vio pasar un helicóptero del Ejército y posarse por encima de Tlatelolco. Luego la bengala verde y los disparos a tierra desde aquella enorme libélula.
Aquel día la doctora Haydeé Espinosa Segura, madre de Leonor Martiarenas Espinosa, llegó a casa de noche con tres menores escondidos en su volkchito, a pesar de saber sus riesgos. “Yo no sé si aún pueda decir esto”, dice mortificada.
“No tuve una infancia ‘normal’ mi madre pertenecía al Partido Comunista; yo no era una niña común, nací escuchando cosas, proclamas de justicia y libertad”. Pasó mucho tiempo antes de conocer al activista social, escritor y poeta Horacio Espinosa Altamirano, a quien acompañó y quien hasta el último día de su vida repudió la represión existente en el país, expirando, sin ver cambio alguno.
La periodista Italiana Oriana Falaci deja, quizá, el testimonio más claro de aquella matanza: fue testigo de aquellas bengalas... y al ser corresponsal de guerra, gritó: “¡Muchachos, algo malo va a pasar!” Sabía, al haber estado en Vietnam, lo que seguía. Tres segundos después inició la matanza, donde fue mortalmente herida de bala. Su confesión sigue siendo el peor cadillo para un Estado represor, que vio en la protesta de aquellos ciudadanos la invención de la presencia de extranjeros comunistas.
Una nota actual causó revuelo en los medios escritos en el estado de Tamaulipas, hace un año. Una profesora colocó cinta adhesiva en la boca de un menor: “¡No guardaba silencio!”, señalaba. Fue vinculada a proceso por el delito de abuso de autoridad y discriminación; la misma docente divulgó en redes sociales su intolerancia. Quizá la represión la llevamos en la sangre.
El menor aparecía en la foto escribiendo, encintado, callado, sobre su pupitre, mientras ella hacía mofa: “Trabajando y callado, información que cura #100%efectivo #tape jajajajajaja que hermoso...!
“Los tiempos han cambiado”, dicen muchos a favor estas medidas para “persuadir” a los menores de obedecer: “en mis tiempos bastaba un par de nalgadas, y a ver si no...” Otros, estos métodos los tildan de represión.
Mi manera de recordar el 2 de octubre es rememorar a quizá el luchador más honesto, más incansable: don Horacio Espinosa Altamirano, quien aquella fecha estuvo en el tercer piso del edificio Chihuahua y fue herido en el tercer piso muy cerca de Oriana Fallaci, ambos fieles testigos de las atrocidades de aquella tarde que se prolongó a la llamada noche de Tlatelolco: sí, recordar para no olvidar un gobierno represor, que se perpetúa con diversas caretas y rostros.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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