No hubo una ocasión en donde no me enviara el respectivo obituario de personajes ilustres desaparecidos en la ciudad; lo innegable, mantenía a los medios de comunicación informados sobre datos y hechos considerados relevantes; buscaba por todos los medios estar presente en cada uno de los eventos de la vida política, económica, social y cultural de Tampico. Sin excluir los velorios. Marco Antonio Flores Torres era incansable.
Sí es verdad que fue en el año de 2010 -un mes y días después de la desaparición física del presbítero Carlos González Salas- dentro de la sesión de cabildo número 31 que se designó al licenciado Marco Antonio Flores Torres como cronista de la ciudad; este fue cronista adjunto de González Salas, pero antes, se puede decir desde joven vio de cerca la incansable actividad del clérigo.
Alguna vez me dijo “se están yendo los viejos”, y hasta hace unos meses nunca pensé ni remotamente él pudiera estar en aquella lista; recién había cumplido 60 años de edad este mes; aunque maduro, era muy joven comparado a los 79 años de Antonio Martínez Leal y los 89 de Carlos González Salas que les tocó vivir, ambos, primero y segundo, cronista de Tampico respectivamente. Su muerte fue el resultado de una complicación dentro de una operación en la que él mismo tenía confianza saldría adelante.
Para nadie y menos para los que nos hallábamos cerca de él (cursamos juntos un diplomado de Literaturas Mexicanas en Lenguas Indígenas) era un secreto su estado de salud, sumamente delicado. La decisión de operarse antes de fortalecerse, aseguran, fue de él y solo de él.
Tuve la fortuna de conocerlo desde el tiempo en que cubrí como reportero gráfico en la fuente policíaca, pero hasta mucho después el trato fue más cercano, cuando edité y reporteé en la fuente de cultura. A pesar de sus antagónicos, por su forma de pensar y de ver las cosas, de inmediato entendí su amor a lo que hacía y su compromiso.
Hasta la última reunión de cronistas en la región, después de fuertes intercambios de puntos de vista y en ocasiones distanciamientos con otros investigadores, se puede decir, logró un entendimiento, apoyando la teoría de Carlos González Salas sobre los cinco Tampicos, lo que hace a esta zona una sola, como pasa con toda la Huasteca.
¿Quién podrá llenar los zapatos de Marco? _