La palabra páramo se vincula a una desolación, a un escaso crecimiento, y a una falta de oportunidad. El páramo es ante todo un bosque de pequeñas posibilidades leñosas que no acaban de conjugarse para dar la sombra en su Vastedad pero que sin embargo encierra micro universos que pueden estallar en un abrir y cerrar de ojos. Porque la semilla está ahí siempre a la espera para brotar con intensidad, ante la primera lluvia por rala que está sea. Si bien visto bajo el sol de plomo se tiene siempre la sensación de que la sequedad acumulada en la garganta, en la piel, en los ojos y en el corazón nunca va a disminuir y mucho menos acabar. Sin embargo basta mirar desde otras laderas para descubrir que no todo es aridez. Esta reflexión fue lo que me dejó el observar que en la ciudad de Sayula están construyendo el centro cultural “el Páramo”. Lo cual tiene por objetivo el ofrecer al turista un testimonio de lo que fue la Sayula, hoy vinculada a Juan Rulfo por ser uno de sus próceres. Lo cual también conlleva, en parte, a un reconocimiento de la propia identidad. Ésta a través de un Personaje-ícono. Lo observado se me hizo interesante dado que el trabajo de varios gestores culturales y la conjugación de momentos e intereses en lo cultural como posibilidad de empresa están dando pequeños pero dulces frutos, y estos de momento son en el ámbito de la infraestructura de un centro cultural museo. Dado que mí viaje, en esta ocasión pasada, fue motivado por el asistir al homenaje póstumo de Don Federico Munguía Cárdenas. Tuve ocasión de ser testigo de un momento de la renovación de un espacio y sobre todo de intercambiar diálogos e ideas con la investigadora Bertha Luz Montaño Vázquez, de la Sociedad Colimense de Estudios Históricos. Don Federico sin duda estará feliz viendo como la semilla que soltará en pleno páramo puede ser fértil y crecer en la medida del agua que generosamente le prodiguen. El páramo tiene la posibilidad de dejar de ser páramo. Haría sin embargo falta, eso lo comentó Bertha Luz Moreno, generar otros espacios paralelos al páramo. Con una decidida y efectiva colaboración del Estado de Jalisco. Pero además del centro cultural museo pensado para fortalecer la ruta rulfiana; se debe fortalecer las fuentes de registro de la memoria histórica. De la cual Federico Munguía Cárdenas fue guardián tesonero y un promotor incansable de la cultura de su región Sur. Sólo la muerte pudo frenar ese ímpetu. Pero su trabajo está ahí, a la espera de que se geste la infraestructura necesaria para la conservación del patrimonio histórico que nos legó, herencia cultural tangible que se constituyó en años de trabajo arduo. Más aún para que se rediten colecciones impresas y digitales de su obra. Pero que también se aproveche de manera segura el fondo documental que dejó en desamparo con su partida. ¿Y por qué no pensar en un espacio de investigación cultural y humanística propio de la región donde incluso puedan acudir y aportar miembros de la comunidad internacional? Sayula tiene en estos momentos dos posibilidades de íconos a impulsar en estos momentos. Aunque dicho sea de paso el Sur en su conjunto tiene muchos personajes históricos y de valor en la Cultura y las Artes. Entre ellos el dramaturgo Hugo Salcedo Larios y el propio Juan José Arreola de la ciudad vecina de Sayula. Zapotlán el grande. Lo que queda por hacer es de una labor intensa en la cual los propios sureños de Jalisco. Tendrán que continuar. Por lo pronto es de aplaudir que se construyan y acondicionen espacios para la cultura. El ampliar la infraestructura física ya es un buen síntoma de desarrollo. Felicidades a la gente del Sur de Jalisco por ese ímpetu que ojalá no decaiga. También felicidades a los ciudadanos de otro Sur. Felicidades por el Cultural Mar del Plata 2017. Argentina.
Un páramo para dejar de ser páramo
- Balurdo
-
-
Jesús Cruz Flores
Ciudad de México /