Al fin de este camino me espera el sepulcro de todas las noches esa urna fría que se ha hecho más grande. Lo anterior es un fragmento de un texto de la poeta chilena Matilde Pastrán Herrera que he tomado del libro Antología de Poetas de Peñalolén. Un libro que me regalará, en el año 2000, el poeta y narrador Amante Eledín Parraguez. Mismo que conociera en el año 1999 y con quien llevo años de amistad pesé a la distancia y a los momentos en que nos abstraemos. Eledín cuyo trabajo más difundido es la novela Tres años antes de Nacer es más conocido como Machuca. Dado que la película chilena fue una adaptación al cine de la mencionada novela, y con ello se identifica a Parraguez. El filme que fue grabado bajo la dirección de Andrés Wood es una película que dicho sea de paso la pudimos disfrutar en un estreno privado y de petit comité, como una primicia en el territorio mexicano, en el año 2005. Esto en la casa de la familia de la actriz Marcela Diosdado (+), y tuvo efecto en el último de los viajes que Amante Eledín Parraguez realizó a esta ciudad. En la casa de Marcela estuvimos, entre otros, un amigo de ella que venía del norte del país, la cantante nayarita Alma Rocío Jiménez, el fotógrafo Carlos Mosqueda Degollado, el gestor José Luis Coronado, el propio Amante y un servidor. Siendo la temática la dictadura, la represión y el genocidio. La película nos dejó un sabor a melancolía. La misma melancolía que he sentido al estar en la plaza de mayo en Argentina. El mismo nudo en la garganta que he sentido en la Plata al presenciar de reojo una reunión para una marcha y ver algunas de las abuelas de la plaza. Esto antes de llegar al teatro y ver una versión de Pedro Páramo de Juan Rulfo, bajo la dirección de Olga Anzolini, en un octubre de 2008 en el Pasaje Dardo Rocha, luego ofrecer una conferencia sobre Rulfo. Luego ir a cenar con Olga y sus actores a un restaurante cuyo espacio había sido una parte cuartel donde se concentraron los soldados, en el justo antes de ir a la guerra de las Malvinas. Recibir de un cineasta independiente, Franco Tabellione, Las Primaveras Arrancadas luego verla y sentir que se cierra la garganta. Esa misma sensación que tuve en algunos fragmentos del libro Teatro de Muerte de la dramaturga puertorriqueña Adriana Pantoja, a quién conocí en el año 1998, justo en el mismo año en que platicamos, el dramaturgo y narrador boricua, Luis Rafael Sánchez y un servidor, en un café del centro de Guadalajara. En ese tiempo charlamos sobre Maples Arce y su Hamlet o el Oscuro, de Shakespeare, y de José Luis González y su lucha por su Puerto Rico Independiente. Este último teniendo, entre sus letras narrativas, siempre a la muerte como una temática de reflexión. La misma muerte que nos hace sabernos que somos temporales. Y que, sólo, como diría Calderón de la Barca; nos sitúa en nuestra realidad de ser recuerdos de existencias. Porque la vida es sólo sueños y los sueños, sueños son. Ofrezcamos sin embargo un minuto de aplausos por quienes en estos días han dejado este plano. El arquitecto del teatro jalisciense Willy Aldrete (Guillermo Aldrete) quién falleció el domingo 19 de febrero de 2017, y, el actor venezolano Roberto Lamarca . Quien falleció el miércoles 22 de Febrero de 2017. Mismo día en que me enteré que la esposa de un amigo dejó este plano; mis condolencias a la Familia Velásquez-González por el deceso de Doña María Esther González González.
En el ‘Teatro de la Muerte’
- Balurdo
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Jesús Cruz Flores
Jalisco /