Si algo caracteriza al mundo globalizado es que todo se vuelve efímero y fugaz. Gracias a la hiperconectividad, estamos virtualmente a un click de cualquier cosa: comida, ropa, muebles, viajes, fiestas. La música no es la excepción: la canción de moda dura literalmente un parpadeo. Sin embargo, entre los intersticios surgen propuestas como La Mula de Sietes, proyecto cultural dedicado a divulgar la décima en formatos de rock y blues. La mula acaba de celebrar 7 años en los caminos y para festejar ha sacado un nuevo álbum. El disco estará disponible para descarga gratuita durante todo el mes de octubre en este enlace: https://soundcloud.com/la-mula-de-sietes
Sean bienvenidos a nuestro establo
por hoy seremos sus anfitriones
traemos versos, también canciones,
ya van a ir viendo de que les hablo.
No le hemos fiado nuestra alma diablo
ni hacemos esto por los billetes,
no somos títeres ni juguetes
de Tv Azteca ni Televisa
vamos al trote pero sin prisa
sobre una terca Mula de Sietes.
No es nuestro sueño vender millones
ni nos preocupa ganar un Grammy
no damos fiestas allá en Miami
ni a Dubai vamos de vacaciones.
Buscamos otras satisfacciones
con el micrófono y la guitarra
no hacer la misma canción chatarra
sin fundamentos ni melodía;
más que hacer business como Thalía
quien nos inspira es Violeta Parra.
Somos juglares contemporáneos
y en nuestros cantos hoy se perfilan
Juana de Asbaje, Lennon, Bob Dylan,
somos tzompantli de muchos cráneos.
No somos indie ni subterráneos
ni eterno mainstream como Madonna
y a tres caídas sobre la lona
si nos preguntan por nuestra influencia
tenemos clara la diferencia
entre Rockdrigo y Ricardo Arjona.
Esos payasos como Maluma
que dictan cátedra de perreo
juro por Dios —aunque soy ateo—
más que cerveza son pura espuma.
Disculpen todos que les presuma:
sueño en estéreo y en español,
quizá me acusen de ser farol
por tener clara nuestra carrera;
más que el producto de una disquera
somos un grupo de rocanrol.
Somos los nietos de José Alfredo
que nos colgamos la stratocaster
a Cuco Sánchez le digo master
y el jam echamos junto a Quevedo.
De fracasar no tenemos miedo
y en los conciertos, nos estimula
ver que la música se articula
con lo que ocurre en el mundo a diario
aunque vean siete en el escenario
México entero canta en la Mula.