El cielo despejado de una madrugada fría fue testigo de su último vuelo, que quedó registrado en la bitácora más amplia que tenía: la de su vida fructífera que dedicó intensamente, hasta poco antes de su partida, a lo que más amaba.
De este último viaje no hubo crónica, pero a cambio nos hereda miles de recuerdos a todos los que disfrutamos, junto con él, del mejor oficio del mundo: el de periodista.
Esa crónica ya no necesita escribirse, está impresa para siempre también en la memoria colectiva de varias generaciones que tuvieron el privilegio de escucharlo en radio y disfrutar de las imágenes de sus reportajes en televisión, prensa y páginas web.
Se fue Joel Sampayo Climaco. La muerte inevitable para todos, lo eligió a él para ese último viaje la madrugada de este 3 de diciembre. En el balance de deudas con la vida seguramente estaba en paz, agradecido por la oportunidad.
Pero inquieto, animoso y propositivo como fue siempre, Joel Sampayo quería seguirle abonando a la vida, a esas travesías a bordo del helicóptero de Multimedios, desde donde derramaba historias, imágenes y noticias con el mejor ángulo: el de las alturas.
Se fue Joel Sampayo, pero El Reportero del Aire, ese personaje tan nuestro, ha trascendido más allá de las historias que con mucho gusto siempre nos contaba desde esa nave que, por casi tres décadas, surcó el cielo regiomontano piloteada con orgullo por el inseparable capitán Carlos de la Rosa.
Apenas el pasado 2 de octubre, Joel Sampayo nos regaló la que sería su última foto de portada en Notivox Monterrey: la de la luna llena, luna de octubre, la luna más bella del año que fue magistralmente captada por su lente.
El capitán De la Rosa está muy triste porque se quedó sin su mejor copiloto. Pero El Reportero del Aire debe estar feliz porque tiene ya butaca en el lugar en que siempre se sintió más cómodo, en el cielo, desde donde seguirá apreciando las nubes, los amaneceres y los ocasos que tanto disfrutaba y hasta podrá retratar la otra cara de la luna.
Te envidiaremos, Joel Sampayo, porque esas imágenes ya no podrás compartirlas, pero sin duda es mucho más grande la gratitud que te debemos por tantos años de noticias, crónicas e imágenes de tus emocionadas travesías por el cielo de Monterrey. ¡Ánimo!
