Mientras todas las fuerzas políticas buscan consensos y puntos de convergencia para acordar alianzas de facto, u oficiales y registradas ante las autoridades electorales, en Nuevo León a la dirigencia estatal del PAN le dio asquito que el alcalde Adrián de la Garza expresara que “no ve mal” unirse con los albiazules para el próximo año.
Hoy por ejemplo, la recién electa dirigencia de Morena convocó en Ciudad de México a una “sesión urgente” a su Comité Ejecutivo Nacional y uno de los temas pesados en el orden del día es definir la política de alianzas en Guerrero, San Luis Potosí y Nuevo León.
La urgencia es porque, antes de que definan candidato o candidata a la gubernatura, deben registrar ante las autoridades electorales, si fuera el caso, las alianzas con otras fuerzas políticas.
Pero en el caso del PAN de Nuevo León todo les disgusta: ni siquiera han recibido a sus dos principales aspirantes para la candidatura a gobernador, el senador Víctor Fuentes y el ex alcalde Felipe de Jesús Cantú. El colmo es que el miércoles, el dirigente nacional, Marko Cortés, los recibió juntos.
Y así como en Nuevo León tienen congeladas a las figuras albiazules más fuertes, también dejaron ir una posible alianza con Movimiento Ciudadano, el perfil partidista más natural para ir juntos por la gubernatura.
Por eso llama la atención que Mauro Guerra, el dirigente estatal del PAN, se ganche tan rápido en el curricán que lanzó el alcalde de Monterrey, quien es hoy el más firme precandidato del PRI a la gubernatura.
Porque Adrián de la Garza ni siquiera precisó en qué términos podrían acordar una alianza. Tal vez el alcalde se refiere a acuerdos fuera de protocolo, como los de 2009 entre Rodrigo Medina y Fernando Larrazabal, cuando ganaron la gubernatura y la alcaldía de Monterrey.
En aquella ocasión se trataba de sacar del juego a Fernando Elizondo y a Abel Guerra, sus adversarios internos… y lo lograron.
Ni qué decir de los acuerdos entre el PRI y el PAN en el Congreso del Estado, de los que Mauro Guerra no puede decir que no está enterado. Y mientras el tiempo se agota, él negocia candidaturas con diputados de fuerzas políticas muy menores. Cada quien sus prioridades.
