Representantes de las cámaras del transporte de carga sostuvieron ayer una mesa de trabajo en el Congreso del Estado con los diputados de la Comisión de Transporte.
Lo primero que hicieron fue reclamar sus derechos de paso por la zona urbana, rechazando la imposición de horarios dictados por los alcaldes.
Pasan por el área metropolitana porque no quieren pagar los libramientos, pero los ciudadanos no tienen la culpa de que el Periférico sea tan caro.
Otro argumento fue que los agentes de Tránsito y los policías federales incrementaron los moches. Una solución sería instalar cámaras en sus tráileres.
Pero el tema es que los transportistas no quieren someterse a horarios municipales y peor aún, los alcaldes están adoptando un problema que no es suyo.
Es un tema que le compete a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, la que a través de la Policía Federal debería regular las horas de circulación urbana del tránsito pesado, algo que desde hace ya varios lustros se dejó de hacer.
Tal vez muchos no lo recuerdan, pero la Policía Federal armaba retenes a la entrada de Monterrey para regular horarios e impedir que los dobles remolques circularan en fin de semana y durante los periodos vacacionales de Navidad, Año Nuevo y Semana Santa, lo que evitó accidentes mortales.
Hoy, no sólo no regulan horarios ni velocidad y ha costado muchas vidas. Tampoco revisan los pesos de las cajas. Y ya sería mucho pedir que cuidaran las dimensiones de los remolques. Corrupción u omisión, el daño está hecho.
Pero si los alcaldes y los diputados le quieren entrar a regular el tránsito pesado, lo primero es instalar básculas para control de pesos y dimensiones.
Se van a llevar una sorpresa: que el exceso de peso es el origen del pavimento destrozado en muchas calles y avenidas de la ciudad.
Y que no impongan horarios al transporte de carga, que le cobren peaje para tapar los baches. Y al que no le guste, el Periférico está muy ancho.