En lugar de anunciarse nuevos protocolos de atención integral a los pacientes con VIH y sida, o de noticias alentadoras sobre los avances de la investigación bioquímica para el tratamiento de este padecimiento, la noticia local es que las autoridades de Salud de Nuevo León violentan los derechos de estos enfermos.
La periodista Gabriela Jiménez tuvo acceso a una reunión que encabezó la presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, Sofía Velasco Becerra, con representantes de diversas ONG de la diversidad.
Los quejosos denunciaron, con documentos en mano, la vejación a que fueron sometidos decenas de pacientes con VIH y sida por personal del Departamento de Neumología del Hospital Universitario al someterlos a una investigación sobre tuberculosis sin que fueran debidamente informados y sin que existiera un protocolo de investigación autorizado por los comités de Bioética, tanto del hospital, como de la Secretaría de Salud.
Al estilo chilero, un funcionario del hospital se puso de acuerdo con otro funcionario de Salud a través de una llamada telefónica para que le prestara a los pacientes del Capasyts para su investigación sobre tuberculosis y para ello requerían los expedientes de todos, así como muestras de sangre.
Qué bueno que la Facultad de Medicina y el Hospital Universitario hagan investigación, uno de los tres los tres quehaceres que le dan sentido a la Universidad Autónoma de Nuevo León, pero qué malo que lo hagan con tan poco respeto a quienes padecen una enfermedad que les genera estigma y prejuicio social, motivado también por los propios profesionales de la salud.
Y por si faltaran noticias desalentadoras, el infectólogo más prestigiado en la Facultad de Medicina, Javier Ramos Jiménez, advierte sobre la alta incidencia de casos de VIH y sida en todo el país.
Nuevo León es el quinto lugar nacional con cinco mil 273 infectados, debido a que todos, sociedad y gobierno, hemos bajado la guardia en las tareas de prevención.
Y quienes deben llevar la batuta, maltratan a los pacientes.