Amenos de 72 horas del cambio de poderes en Nuevo León, la violencia de las armas estalló en la sede de la CROC estatal.
Tras la muerte de Agustín Serna Servín pasó lo que siempre pasa con el reparto de las herencias intestadas: los herederos libran luchas encarnizadas por el bien más valioso y en este caso es el control de una central obrera.
En un país como México, liderar un sindicato o un partido político es uno de los mejores negocios porque además de no pagar impuestos, sobreviven del dinero de los demás, más allá de si el origen de los fondos es público o producto de las aportaciones privadas y de afiliados.
Por eso el juego de intereses en los sindicatos y en los partidos se convierte en un negocio que beneficia por un lado a los líderes y por el otro a los gobiernos en turno, que pactan alianzas, apoyos y componendas.
El Pacto por México fue uno de los mejores ejemplos de cómo la política se convierte en un mercado de compra y venta de apoyos mediáticos, votos legislativos y hasta de castigos para quienes no se someten al juego que marcan los dos principales poderes: el político y el económico.
El tema de la CROC que ayer estalló aquí desnuda los intereses que se manejan en un sindicato que ha sido un bastión tradicional del PRI, lo cual podría justificar para algunos la formas gangsteriles de disputarse el control.
Pero no olviden que el principal y más poderoso sindicato de los llamados blancos o patronales, porque nacieron promovidos por las empresas de Monterrey para contrarrestar a los, en su momento, llamados sindicatos rojos del PRI, también está en disputa.
La Federación Nacional de Sindicatos Independientes (FNSI) vive desde 2011 entre el escándalo, las armas, el encarcelamiento de su líder y la toma de sus instalaciones.
Tanto el PRI desde el gobierno, como los empresarios desde sus gremios, se dedicaron a fortalecer sindicatos que en su momento se hicieron contrapeso, pero que hoy son un cáncer, porque se devoran a sí mismos.
Más que inventarse adversarios para el 2018 antes de sentarse siquiera en la silla de gobernador, Jaime Rodríguez debería preparar la reata para lazar a los toros de casa: la CROC y la FNSI.
Para los toros de Tabasco, los toreros de allá mismo...
