La reforma en telecomunicaciones creó un órgano regulador para administrar el espectro radioeléctrico, tarea que implica disponer y proveer de la mejor manera el bien a su cargo, pero todo indica que el Instituto Federal de Telecomunicaciones (Ifetel) no aprende, a pesar de las experiencias.
El Ifetel ha dado a conocer modificaciones al Programa de Bandas de Frecuencias 2016, y en el caso de la radio abierta se observa lo siguiente: se licitarán 310 frecuencias comerciales (233 en FM y 77 en AM), y se asignarán 220 frecuencias (47 públicas y 173 sociales en FM básicamente); las anteriores cifras sumando las del programa 2015.
Es decir, hablamos de 530 nuevas estaciones de radio; esto debe valorarse sin perder de vista el entorno económico del país, ante el alza del dólar —divisa con la que generalmente se compran los insumos —, además de un mercado publicitario cauteloso y a la baja.
Un ejemplo es el caso del municipio de Chilpancingo, donde los ingresos reales de radio y televisión de 2003 a 2013 disminuyeron a una tasa promedio anual de 4.54 por ciento.
Esto a pesar de que cuenta con cinco estaciones de radio comerciales y una permisonada; el Ifetel pretende que existan cuatro nuevas concesiones, sin olvidar que en Guerrero hay tomas de estaciones y otras que operan en la ilegalidad.
La administración del espectro debe fomentar la competencia efectiva y no afectar a un sector solo por tratar de mostrar eficacia.
No nos vaya a pasar como en los años 70, cuando se decía que únicamente teníamos que preocuparnos por aprender a administrar la abundancia petrolera.
Si bien se viene de una sequía en concesiones, no son admisibles políticas públicas experimentales.