Política

Nuevas irregularidades electorales

La vorágine y escándalos de las campañas (que no precampañas) han impedido detenernos a reflexionar acerca de las amenazas que se ciernen sobre el proceso electoral en curso. No se pueden analizar las irregularidades actuales con criterios previos a la reforma electoral de 1996 y cuando no existía una oposición que le disputara el poder al partido mayoritario. Señalo a continuación algunos de esos fenómenos indeseados:

1.-El financiamiento ilegal a los precandidatos, que puede derivar de ilegales apoyos gubernamentales; “inversiones” de empresarios; y/o  “donaciones” del crimen organizado. Esto a su vez genera: redes de corrupción; hacer negocios desde el poder público, convertir a los empresarios en gobernantes, o a los gobernantes en empresarios; o bien, en empleados de grupos delincuenciales, o en miembros del crimen organizado.

2.- La mercantilización de la política: las candidaturas se venden y los votos se compran. Como el acceso al poder político es para enriquecerse, los políticos–con dinero propio o producto de cualquiera de las tres fuentes anteriores- compran las candidaturas (enriqueciendo también a los líderes partidarios), en el entendido de que lo que pagaron lo recuperarán con creces (para cerrar el círculo, las magistraturas también se venden, ya que la justicia también es un negocio). En municipios con bajo número de habitantes y gran extensión territorial (en Jalisco al menos 20 tienen menos de seis mil habitantes) un Ayuntamiento se puede comprar con un millón de pesos, pagando 500 pesos por cada voto. Políticos rateros por vocación, o financiados por el crimen organizado, serían los que compran votos para obtener cargos.

3.-La violencia política: si las candidaturas compradas resultan perdedoras; las pactadas con el crimen organizado no se cumplen; o los votos comprados no fueron suficientes, el dinero “invertido” tratará de recuperarse en otros espacios (reproduciendo la corrupción y sus redes); o, en el peor de los casos, los otros candidatos son obligados a renunciar cuando ya no sea posible sustituirlos, o de plano son eliminados (en el presente mes ya van cuatro precandidatos asesinados). El caso de Jilotlán de los Dolores, Jalisco, en donde nadie quiere ser candidato y no tiene Ayuntamiento, es ejemplo fehaciente de lo anterior.

Todo lo anterior implica la negación del Estado, la desvirtuación de la política y la degradación de la democracia. Frente a esto, las “urnas embarazadas”, el “ratón loco”, los “mapaches” o la “operación tamal”, son cuentos para niños de hace 40 años. Hay que entender las nuevas realidades.


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Javier Hurtado
  • Javier Hurtado
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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