Los 40 minutos de enjundiosa defensa de Samuel García, realizada por el Presidente de la República en su conferencia matutina (que no ha hecho con ningún otro gobernador), sirvieron más que un alud de recursos jurídicos; para que, poco después, tanto el Gobernador Interino como el Congreso de Nuevo León se doblegaran, y la SCJN se silenciara. Lo ocurrido deja múltiples enseñanzas:
1.- Debe legislarse para establecer si en caso de licencia de un Ejecutivo, mayor a 30 días, el Legislativo puede designar interino con libertad; al que aquél proponga; o si debe hacerlo a partir de terna que presente. También, cómo debe procesarse la reasunción anticipada al cargo de un gobernador con licencia. Este fue el origen del problema, en el que la desaparición de poderes estuvo configurada (en Estado de México, Michoacán y Zacatecas, puede presentarse lo mismo). Cuando el partido del gobernador es mayoritario en la Legislatura, la costumbre o la cortesía política, han permitido que el Ejecutivo saliente o su partido propongan. Empero, nada está establecido en la ley.
2.- Es ilógico cambiar una candidatura presidencial por seis meses de una gubernatura, máxime si aún le quedan cuatro años de ejercicio. La desesperación por regresar solo puede explicarse por el temor a que un interino de otro partido pudiera documentar los nueve mil millones de pesos de fondos federales no justificados; los 18 millones del Fondo de Infraestructura Social; el destino de los más de 5 mil millones de créditos quirografarios; así como los 178 millones en adjudicaciones directas a su padre y socios.
3.- La ayuda del Presidente al esposo de Mariana no es gratuita. Solo puede entenderse en virtud de un acuerdo de apoyo mutuo. ¿Con el cambio de candidato, el partido fosfo fosfo podrá cumplir con lo acordado; y las autoridades federales seguirán ignorando las observaciones de las auditorías?
4.-El Samuelazo impactará en Jalisco: la imagen de que ese partido es poco serio y confiable, será difícil de borrar. Su candidato a gobernador ya no tendrá “compadre” en la liza presidencial; sin descartar que el candidato sustituto sea de corriente política diferente (se habla de Ivonne Ortega). La estocada final sería que en febrero el INE lo “baje” para mandatar la candidatura para una mujer. Paradojas de la vida: a la candidata morenista –quizá postulada para perder, como pago por la chamba de Samuel en la campaña presidencial–, la gubernatura le caería por la claraboya. Nadie sabe para quién trabaja.