El próximo domingo, se aplicará por primera vez la figura de la Consulta Popular, después de casi nueve años de que se incluyera en nuestra Constitución.
1.-Para que sus resultados sean vinculatorios debe participar al menos el 40% de los inscritos en la Lista Nominal de Electores (LNE), cifra que equivale a 37 millones 439 mil 23 ciudadanos. A fin de recibir la votación se instalarán 57 mil casillas en todo el país. Para que la participación requerida (40% de la LNE) pueda lograrse,es necesario que vote de manera ininterrumpida una persona por minuto (600 votos) durante las 10 horas en que estarán abiertas esas casillas. Aun así, faltarían 28 votos por cada una de ellas, lo que en conjunto arrojaría un faltante de tres millones 306 mil sufragios. Por tanto, es material y humanamente imposible se pueda alcanzar la cifra mencionada.
2.- Asumiendo que por obra y gracia del Espíritu Santo se pudiera lograr ese número, sus resultados solo serían obligatorios “para los poderes Ejecutivo y Legislativo federales y para las autoridades competentes”. En consecuencia, no entra el Poder Judicial, como tampoco la FGR (por ser un organismo autónomo); a no ser que se les incluya dentro del concepto de “autoridades competentes”, lo que generaría controversia constitucional.
3.- De lograrse la participación, respecto a la pregunta objeto de la consulta, conviene cuestionarse: a).- ¿qué es una “decisión política” y cuál es la diferencia entre esa y otro tipo de decisiones?; b).- en el concepto “años pasados” ¿desde cuándo y hasta dónde abarca la temporalidad?, ¿ entra el 2018, 2019 y 2020, o solo los anteriores al inicio del actual gobierno?; ¿qué es un “actor político”, quiénes son, y cuáles no son?.
Como es difícil se logre la participación requerida, y que de lograrse esta se puedan derivar efectos prácticos, lo del próximo domingo será un teatro que costará 510 millones de pesos a los contribuyentes. No obstante, dependiendo de cuántos participen, efectos políticos los tendrá.
Dado que la consulta se realizará con el rebrote del Covid-19, por su salud física, la de la república y el Estado de derecho, lo mejor es que no se acerque a votar. Sin embargo, si considera que la salud de la democracia merece el riesgo -aunque no se logre la participación requerida- vaya y vote. Usted decide.
Javier Hurtado