Dos hechos muestran la degradación de la moral pública en nuestro país: 1.- Que los órganos públicos o privados supuestamente dedicados al combate de la corrupción, estén encabezados o integrados por corruptos; y 2.- que cuando se denuncia eso, inmediatamente los “Defensores de la República”, lo califican como la “andanada desde el poder”, de un “tirano” que viola la ley para reprimir a quienes lo critican. La mayor desvergüenza, cinismo e inmoralidad, es el caso del suicidio, que se hizo pasar como “accidente”, del esposo de la destacada luchadora contra la corrupción y la impunidad, María Amparo Casar (“siempre en su juicio”). Veamos:
1.-Es de suponerse que finado obtuvo el cargo de Coordinador de Asesores del Director Administrativo de Pemex, gracias a la intervención de su aún esposa, quien en esa fecha (2004) era la Coordinadora de Asesores del Secretario de Gobernación. Cuando perdió la vida tan solo llevaba 129 días en ese cargo.
2.- El día de ayer, el entonces Procurador de Justicia del Distrito Federal (PJDF), Bernardo Bátiz, declaró enfáticamente que los dictámenes periciales del caso concluyeron que se trató de un suicidio, puesto que la altura de la ventana no permitía que por “accidente” hubiera caído al vacío. Tampoco se observó en sus ropas y en la oficina huellas de violencia, que pudieran suponer que más de una persona lo hubiera arrojado desde ese doceavo piso; por lo que como tampoco se trató de un homicidio el caso se dio por concluido y se archivó.
3.-. El poder presidencial y la comentocracia, presionaron a la PJDF para modificar el resultado de la investigación ministerial y hacerlo pasar como “accidente”. Se dice que en ello participaron Juan Rebolledo, ex Secretario Particular y Sub Jefe de la Oficina de la Presidencia con Carlos Salinas de Gortari, y el Director d la Revista Nexos, Héctor Aguilar Camín. Esos poderes lograron que Pemex autorizara pagos indebidos e ilegales que a la fecha ascienden a 31 millones de pesos.
4.- La ley establece que la protección de datos personales no aplica en casos de corrupción, y que la prescripción no corre si el delito es continuo, aunque se haya generado hace 20 años.
5.- Los cómplices de la comentocracia, hacen aparecer como “víctima” a quien realizó actos de corrupción. Para hacer aparecer la denuncia como represalia por la publicación de un libro de la señora Casar, lo reparten profusamente por medios electrónicos (a mí me ha llegado seis veces). El mundo al revés.