Hemos sido muy tibios con gente como la secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde, que aunque fue prácticamente linchada con toda justicia en las redes sociales (ya saben cómo es la gente tiquismiquis y perfectirijilla que nunca se equivoca, ni en sus gustos por el reguetón) un video donde mientras está en el súper (¡cuándo habíamos visto a una secretaria de Estado, por dios, yendo en persona a buscar las viandas! ¿A dónde se fue el glamur?) está hablando por teléfono sin el cubrebocas obligatorio. ¡Dioj mió!
Seguramente esta muchacha merecía eso y más porque dado que casi ni tiene responsabilidades ni trapos que planchar ni urgencias qué atender ni incendios qué apagar, cómo se le ocurre tomarse unos minutos para responder una llamada que, seguramente, era para que le contaran el chisme de Las Lavanderas o el de Ninel Conde.
Por eso tienen razón personajes nada machistas ni barbajanescos como el pelos de oso de Manuel Clouthier, que sigue enorgulleciendo al apellido, al soltar una retahíla de tuits donde señala que la señora Alcalde por andar sin sobrebocas “además de con su pelo largo, chino y mantecoso”, y retadoramente alegando que no se cortará la barba hasta que la secretaria no se rape el pelo hasta las orejas. ¡Qué fino y elegante y culto representante de la oposición! Nada más le falta pedir prestado chingo mil millones de pesos al primer agiotista que pase para ser como el Pelón Consuelas de Hule de Jalisco, Kike Alfaro, que gracias a su buen tino hará que los los jaliscienses extrañen a Etilio González.
Hace bien Manolito en tener estos momentos nada arrebatados ni producto de la falta de agricultura y recursos hidráulicos. Ya lo único que le falta a tan didáctico personaje es sacar una tabla como Loret que se autoinmola donde compara muertes y contagios por el covid-19 en Chile con los de México, como si fueran países gemelos en dimensiones geográficas y número de habitantes.
Yo digo que don Clouthier no se quite ni el bigote ni ponga la barba a remojar, pero ya saben cómo son los bichos que organizan sus contagios sin importarles los alucines de cada quien.
De cualquier manera, es admirable la resistencia de don Manolo a cortarse la barba, más allá de la parte sanitaria, sobre todo porque con la denodada y heroica lucha contra el comunismo que ha emprendido la derecha, no vaya a ser que al señor me lo confundan con un agente secreto soviético y me lo linchen.
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@jairocalixto