Antes las elecciones en México eran divertidas, alucinantes, regocijantes y clarificadoras, provistas siempre de alegría y buen humor, pero sobre todo entretenidas por sus pequeñas pero muy sentidas aportaciones al caos y al desorden. Hoy hacen casi lo mismo pero se han vuelto más predecibles que las reacciones de la autoridad cuando cada vez que asesinan a un periodista lo acusan de ser admirador del Pirata de Culiacán, como si en la patria no imperara la máxima del “plata o plomo”.
Ya el factor sorpresa está en extinción, aunque Ricardo Anaya aparezca tocando rolas con Juan Zepeda como si fuera una versión muy decadente de Lara y Monarrez dándole en la madre a un clásico del TRI que parece del PRI. Como que alguien le dijo que su precampaña tenía que ser refrescante y distinta y ahora le ha dado por hablar con BB8 o Bebocho para los ibéricos, el robot de la nueva zaga de Star Wars, pues a lo mejor ya sus hijos no quieren hacer el oso polar en sus videos.
Ahí tenemos también al dotor Mit comprometiéndose a cosas con mucha ternurita pero sin demasiado sentido de la oportunidad con ese carisma inexistente que lo caracteriza: primero pide que le apliquen exámenes a los candidatos para ver si no están locos (ja), después dice que en su campaña no habrá dinero de procedencia dudosa (si no pudo con las triangulaciones y las empresas fantasma de Javidú, de Chesarito Duarte, los supuestos complós de don Beltrone y de varios góbers preciosos más, ¿cómo le va a hacer con esto?), y luego se atreve a dudar de las excelsas estrategias del Licenciado Peña en materia de combate al crimen organizado al ritmo de “Menos violencia y más inteligencia”.
Y el señor licenciado don Peje, que luego de juntarse con los de la ultraderecha pentecostal del PES solo para molestar a Elenita Poniatroska y a los progres de corazón, tuvo que levantarle la mano a un personaje transgénero que se le subió a la tarima para que reconociera los derechos de la banda LGBTTT que te metas Teté.
Como que a estos procesos les ha faltado “Circo, Maluma y teatro”, diría mi querido Óscar Quesada, @Tachonauta.
Qué bueno que ya se reunieron el doitor Mancera y Ricky Ricón para ver de dónde sacan unas beibis electorales y vivir felices los cuatro.
Bueno, mientras la ley de seguridad interior entra en vigor, ya fue promulgada, ya dijo EPN que la tiene que ver la Tremenda Corte y luego esperar el resultado del TLC y a ver si mete gol El Chicharito y pierde el Barcelona.