El tráfico de personas es un negocio muy importante para los grupos delictivos porque representa tres fuentes de ganancias: por un lado, extorsionan a los migrantes; luego los secuestran para pedir dinero a sus familiares; y, en tercer lugar, son ocupados para transportar diferentes sustancias ilegales.
La punta del iceberg se comienza a ver en los ataques que están implementando grupos delictivos contra el paso de migrantes en camiones o tractocamiones en estados del norte del país, ya cerca de la frontera norte.
Por un lado, el pasado miércoles 7 de diciembre, en la carretera Panamericana, en el tramo del poblado de Samalayuca a Ciudad Juárez, en el estadio de Chihuahua, al menos dos hombres, dispararon contra un camión en el que viajaban migrantes indocumentados.
Las autoridades del estado norteño dieron a conocer que en el camión viajaban 29 migrantes provenientes de Venezuela y Colombia, quienes, en realidad, estaban secuestrados y eran trasladados a una casa de seguridad para extorsionarlos a ellos y sus familiares.
La situación llama la atención porque muestra que los grupos delictivos están en una nueva disputa, el control de rutas y de grupos de migrantes, es decir, el control del tráfico de personas. No es un tema menor porque ahora, sus intentos por mostrar su poder son más evidentes y llenos de mensajes.
La Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSPE) de Chihuahua destacó que fueron detenidos “dos sujetos” que son señalados como presuntos participantes en el ataque armado contra el camión de transporte.
Entre los migrantes que estaban privados de su libertad se encuentran cuatro menores de edad, 21 hombres y cuatro mujeres que fueron trasladados a las instalaciones de la dependencia. Lo más probable es que el futuro de los migrantes sea la deportación.
Por otra parte, un grupo armado ingresó a un albergue cristiano con armas de fuego con el objetivo de llevarse a los migrantes que estaban descansando. La Fiscalía General del Estado de Chihuahua ya investiga lo sucedido.
Ante la operación de grupos delictivos y el tráfico de personas, es urgente que las autoridades sigan la ruta del dinero para detener la operación de las actividades delictivas. El problema tiende a crecer y si en este momento no se hace nada, la situación llegará a grados insospechables y dolorosos.