Pese a los documentados desacuerdos entre las corporaciones policiales federales, estatales y municipales en Jalisco, y el déficit de elementos que se padece, nuestra entidad se mantiene fuera de los estados más inseguros del País.
No hay, sin embargo, nada que celebrar. La percepción de inseguridad es creciente por la alta incidencia delictiva. Este sentimiento de temor se refleja también en el gasto de los tapatíos para tratar de no ser alcanzados por la delincuencia o para cubrir las pérdidas al ser víctimas de la delincuencia, que es en promedio, mayor que la media nacional.
Esta realidad la revelan las mediciones que hizo en Jalisco el INEGI como parte de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2017 que se dio a conocer el martes pasado.
Llama la atención que mientras en Jalisco la tasa de víctimas de algún delito (robo, asalto en la calle, en el transporte, extorsión, fraude, robo de autopartes, de vehículo, amenazas verbales, robo a casa, a negocios, secuestros, lesiones, violaciones) disminuyó 8.5 por ciento, al pasar de 33 mil 800 a 30 mil 939 por cada 100 mil habitantes, de 2015 a 2016, (que siguen siendo desde luego, muchísimos) no hay una disminución en la percepción de inseguridad. Esto se refleja claramente en el hecho de que el jalisciense gaste más en cuidarse para no ser asaltado o agredido. Mientras que el costo promedio del delito por persona con alguna afectación a consecuencia del gasto en medidas de protección y/o de las pérdidas a consecuencia del delito en México fue de 5 mil 647 pesos, en Jalisco el costo promedio fue de 6 mil 197 pesos en 2016, mientras que en 2015 fue de 6 mil 163, según la ENVIPE.El Observatorio Ciudadano Jalisco Cómo Vamos ya confirmaba en junio pasado que la principal preocupación de los que habitan el AMG son los problemas de inseguridad. Seis de cada diez dijeron vivir con miedo de acuerdo a los resultados de la Quinta Encuesta de Percepción de Calidad de Vida, y de la tercera actualización del ejercicio de seguimiento al trabajo de los gobiernos municipales de Guadalajara y Zapopan. La identificación de lo que más atemoriza a los jaliscienses cuando se habla de inseguridad, es otra de las grandes coincidencias de estos dos estudios. Tanto Jalisco Cómo Vamos como la ENVIPE revelan que ir al cajero automático, a hacer algún trámite al banco, viajar en transporte público, y caminar en la calle son situaciones que hacen sentir inseguro al ciudadano y susceptible de sufrir un asalto. Persiste una desconfianza en los ministerios públicos y las policías ya que los delitos no denunciados (la cifra negra) superan los 9 de cada 10. En el top tres de los servidores públicos que ven como los más corruptos aparecen también el agente vial, los jueces y los policías municipales. El que la mayoría viva con miedo y desconfianza es una señal inequívoca de los magros resultados en la principal obligación de las autoridades: brindar seguridad a sus gobernados.
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