En el año 2008, 60 indocumentados centroamericanos vivieron un infierno en el municipio de Rafael Lara Grajales.
Del 9 al 11 de octubre, alumbrados por la luna y montados en el lomo de "La Bestia", fueron secuestrados por un comando de 18 personas, tres de ellos policías municipales.
Los indocumentados, provenientes de Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, emprendían el viaje en busca del llamado "sueño americano".
En patrullas, fueron llevados a la bodega "Vicente Fox", propiedad del ayuntamiento de Lara Grajales y usada como salón social.
Mujeres y hombres fueron desnudados, además, sufrieron quemaduras en sus partes íntimas. Unos padecieron la amputación de pezón.
Torturados, los migrantes dieron números telefónicos de sus familias.
Los secuestradores, quienes dijeron ser zetas, pedían un rescate de 3 mil dólares por cada uno de ellos.
El día 12 de ese mes, los ilegales se hicieron de valor y salieron de la bodega, a pesar de los disparos de los criminales.
El riesgo era el mismo: morir en el motín o en cautiverio.
Sin zapatos y ninguna prenda de vestir, las víctimas llegaron a una feria de pueblo, en el zócalo.
Los secuestradores llegaron por ellos, pero fueron capturados por la población.
Todo iba bien hasta que los policías vinculados con los criminales usaron un autobús para trasladar a 21 centroamericanos a la Presidencia Municipal, donde recibirían apoyo, solo que en ese camión iban cuatro secuestradores.
La gente armó un zafarrancho para liberar a los indocumentados.
El presidente panista, Abundio Torres, no pudo con la gobernabilidad y entró la Policía Estatal a poner orden.
De los 18 implicados en el delito, siete fueron detenidos esa noche: cuatro miembros de la banda y tres policías municipales.
Contra los 11 restantes se elaboraron las órdenes de aprehensión. Nunca se ejecutaron. El tema fue noticia nacional, se trataba de los primeros supuestos zetas detenidos en el estado de Puebla.
Había noticias en años anteriores de capos viviendo en Puebla, pero no delinquiendo.
Los cuatro criminales quedaron en libertad.
De los tres policías detenidos, se consiguió el auto de formal prisión para el primero de ellos, nueve años después.
El pasado 26 de junio, en un comunicado, la Procuraduría General de la República (PGR) informó que obtuvo del Juez Segundo de Distrito de Procesos Penales Federales en el Estado, el auto de formal prisión por secuestro agravado y delincuencia organizada calificada. Con esto nos preguntamos, ¿Qué es mejor: el nuevo sistema de justicia penal o el sistema tradicional? Digamos que la justicia nunca llega.