Este fin de semana se llevó a cabo la "Marcha por la familia" promovida por los grupos de derecha del país; lo que ha tratado de venderse como éxito es, en realidad, un verdadero fracaso que, contrario a lo que pretende, puede ser el impulso que necesitaba la iniciativa presidencial para llegar a buen puerto.
Así nada más, sin contexto, la cifra de participantes parece bastante importante, incluso si se llegara a confirmar que fueron un millón 60 mil personas en 102 ciudades pero, cuando contextualizamos los datos, entonces la cifra se vuelve nada: en México, según los datos del INEGI para el censo de 2015, somos "poco más de 119 millones de personas", en la marcha apenas habrían participado, por mucho, 1 por ciento de la población del país, básicamente nada (en Toluca, ciudad de 800 mil habitantes, el reporte de participación es de casi 2 mil personas).
Para seguir en el contexto; cuando Andrés Manuel Lopez Obrador perdió la elección de 2006 ante Felipe Calderón por una diferencia de 0.58 puntos porcentuales, convocó a una manifestación que aglutinó dos millones de personas, según cifras del gobierno capitalino que entonces encabezaba Alejandro Encinas.
A diez años, el repudio a la iniciativa presidencial apenas logró conjuntar, en todo el país, a la mitad (en número) de aquellos quienes, en el entonces Distrito Federal, se quejaban de una elección acusada de ser fraudulenta.
Los argumentos del "Movimiento por la familia" tampoco tuvieron eco en las redes sociales, por el contrario, en los comentarios sobre el tema quienes aprueban la iniciativa presidencial superaron a quienes estaban en contra; los usuarios, en su mayoría jóvenes, ven con buenos ojos que se avale el matrimonio igualitario.
Gracias a la participación activa de la derecha, la iniciativa presidencial de los matrimonios igualitarios demostró contar con el respaldo de la juventud mexicana en tanto que la contraparte "a favor de la familia" dejó ver que no solo es una minoría, sino una minoría muy débil y políticamente poco interesante.
Diputados y senadores saben ahora que la propuesta presidencial no solo no tiene un contrapeso sino que, además es altamente popular entre los jóvenes, ese "extraño" segmento al que los mensajes políticos no les llegan pero al que las acciones convencen, la marcha termina por eliminar las dudas de los políticos respecto a quién dar su apoyo si lo desean de vuelta en las elecciones; así es esto de la democracia.
