Toda la vida me han hipnotizado las estrellas...
Esas lucecitas de colores que brillan y brillan, sin detenerse...
Vincent Van Gogh al mirar al cielo, las veía y las pintaba...
Es magia pura ver sus pinturas..
La Noche Estrellada de Van Gogh, pintada a mediados de 1889, nos muestra el cielo que existía en la época en que el artista vivió, trece meses antes de su muerte.
Siendo la pintura más representativa de la fascinación de Van Gogh por el cielo nocturno.
Y lo más importante, La Noche Estrellada,
nos muestra su perspectiva de vida, es decir, su propia visión del mundo.
Todos contamos con una visión de vida resultado de la genética, educación, patrones ancestrales e incluso los tópicos que estén de moda según la generación a la cual pertenecemos.
Por lo mismo es de suma importancia analizar la visión personal para lograr ver cuales son las prioridades que condicionan a la voluntad hacia la realización de logros y metas.
Para eso es necesario realizar una serie de cuestionamientos:
¿Cuál es nuestra perspectiva de vida?
¿A qué le damos importancia?
¿Qué es lo que nos define como seres humanos?
Y por último...
¿Qué nos diferencia de los demás?
Éstas preguntas son de suma importancia, ya que las respuestas que demos a cada una de ellas, son las que determinan quienes somos y en que nos vamos a convertir.
Es decir, es nuestra perspectiva de vida la que dirige nuestras acciones.
En la antigüedad los druidas tenían la costumbre de atarse de un pie a un árbol, permaneciendo colgados con el fin de tener una perspectiva distinta y al salir de ese momento en su vida, se decía que salían más iluminados.
Es de suma importancia el saber reconocer a que le damos prioridad en nuestras vidas y las cosas que nos importan, son las que nos definen quiénes somos.
El libro Belle du seigneur ha sido llevado a la pantalla y muestra a la protagonista en un baile con su pareja y al contar hasta tres, ambos cierran los ojos para guardar en su memoria la imagen de un momento maravilloso en sus vidas, ese ejercicio era una forma de elegir los recuerdos que se iban a llevar en sus memorias.
Sería fantástico poder detener los gratos momentos y guardarlos con el fin de estar conscientes de la felicidad que vivimos, sin embargo, cuántas veces llevamos un conteo de los errores en lugar de llevar un conteo de los aciertos…
Y si decidimos llevar un conteo o una estadística, seria excelente que fuera de aquellos momentos que le dan sentido a nuestra existencia y al hacerlo, la perspectiva de nuestra vida cambia…
Sería mejor tomar la esperanza como un estandarte de vida, junto con el salto de fe que implica la entrega de todas las dudas y la confianza perdida.
Y cuando nos encontremos a alguien que deje huella en nuestras vidas y el destino nos aleje por alguna razón fortuita, busquemos el volvernos a encontrar en mejores lugares, donde se aquiete el alma, donde el tiempo no exista...
Y en la noche cuando miremos hacia al cielo, busquemos la Luz, como alguna vez Van Gogh la buscó en La Noche Estrellada.